Los pregones han vuelto a escucharse en Cuba con la gracia y el ingenio de siempre, pero con el aire inequívoco que les da la modernidad de este siglo, para algunos tan postmoderno. Y aunque han ganado la calle nuevamente y son conocidos, bien valdría la pena buscar una definición para ellos.
Según el escritor y etnólogo Miguel Barnet, llamamos pregones a los gritos o voces especiales de los vendedores o artesanos para anunciar su mercancía o su habilidad manual.
Barnet afirma que los pregones son un capítulo importante del folklore cubano y expresión de la profunda riqueza poética y musical del pueblo de la isla mayor de las Antillas.
A pesar de esto, los pregones no han sido estudiados lo suficiente, aun cuando son una fuente para conocer el desarrollo social de un país.
Al parecer, hay una relación bastante estrecha entre el clima y la disposición para vocear al aire libre que puedan tener los vendedores de determinado país.
El pregón existe en la mayoría de las naciones europeas que bordean el Mar Mediterráneo. En los estados en que el invierno es riguroso hay pocas condiciones para la venta popular callejera.
Toda América Latina es rica en pregones, y hacia el sur se distinguen los brasileños. Los cubanos tienen en esto características especiales. Hay pregones que tienen un valor artístico innegable, y hasta cualidades literarias apreciables, incluso sin tener en cuenta la música.
Miguel Barnet también ha elogiado el sentido mágico y la riqueza metafórica de los pregones del patio, de los que hay muestras que se han hecho populares y sobrevivido el paso de los años.
Muchos de nuestros compositores más renombrados, cultos populares, se han inspirado en melodías de pregones y las han incorporado a sus composiciones como estribillos. Otros han hecho alusión a nuestros vendedores populares.
Tal es el caso de Moisés Simons, autor de la mundialmente famosa El Manisero. Pero hay más huellas de pregones y pregoneros en la música cubana. Casi todo el mundo ha oído alguna vez El Yerberito, Frutas del Caney, El Camaronero, en fin… sería una relación un poco larga.
El pregón es conocido en la isla desde los albores de la colonia y hasta los finales del siglo XIX tuvo un auge inusitado, que sorprendía y a veces molestaba a los viajeros de otros países. Para la gente de hoy, es una suerte que este arte tan viejo no haya muerto y recobre una actualidad muy peculiar.
El pregón de Reinaldo
Reinaldo Valdés Santana es un santaclareño que en el año 2000 decidió salir de su barrio y recorrer las calles de la ciudad pregonando sus mercancías.
Es un personaje simpático que se ha ganado el respeto y cariño de todos. Con su pregón incita a las amas de casa a comprar:
Cómprame algo, caserita,
que te lo ofrezco cantando,
yo traigo muchas cositas
que tú estás necesitando.
Palos de bayeta y escobas
brochas, cepillos y horquillas
haraganes que trabajan
y escobitas para niñas.
Duerma usted alegre, casera,
duerma sin preocupaciones,
para matar los ratones
yo traigo las ratoneras.»
Reinaldo y muchos otros pregoneros de Santa Clara son parte de la historia que teje día a día nuestra ciudad.
(Fuente: AIN)