Por Nicanor León Cotayo
Otra paletada de fango sobre el Herald…
Hace casi medio siglo que los enemigos de Cuba son fieles adictos a la mentira, y en estos momentos prosiguen haciendo gala de lo mismo.
Ahora utilizaron un periódico muy vinculado a grupos ultraderechistas de origen cubano asentados en Miami para lanzar otra grotesca falsedad contra La Habana.
Sucedió el lunes, cuando El Nuevo Herald desplegó como un anuncio de primera página el siguiente titular: “Cubanos sufren el abandono del gobierno tras paso de huracanes”.
Lo primero a decir es que se trata de una burda y repugnante canallada, pero además, mal fabricada y muy susceptible de ser puesta al desnudo con gran facilidad.
Cualquier persona con un mínimo de información sobre Cuba sabe que acusar a su Gobierno de abandonar a los damnificados por los huracanes Gustav y Ike representa, sencillamente, una atroz calumnia.
Informaciones enviadas por corresponsales extranjeros acreditados aquí, imágenes de televisión y numerosos testimonios de cubanos afectados, son portadores de un rotundo mentís a ese embuste de El Nuevo Herald.
La solidaridad internacional con la Isla ha sido impresionante, y ello únicamente se logra cuando en el plano nacional tanto el gobierno como el resto de las instituciones han tenido un comportamiento adecuado y transparente de cara a la tragedia sufrida.
Todo lo expuesto demuestra que el Herald y sus socios de la ultraderecha de origen cubano de Miami hace mucho tiempo echaron por la borda su más elemental sentido de la ética.
Se trata de otro eslabón de la extensa cadena de mentiras lanzadas contra Cuba durante casi 50 años por la poderosa maquinaria propagandística de Washington y amplificada por sus servidores. Algunos ejemplos así lo demuestran
En 1957, agencias norteamericanas de noticias hicieron rodar por el mundo la afirmación de que Fidel Castro había muerto en las montañas de la Sierra Maestra.
A principios de 1959, órganos de prensa e importantes congresistas de Estados Unidos protagonizaron una ruidosa campaña sobre el supuesto “baño de sangre” ejecutado aquí.
De acuerdo con su versión, en la Isla estaban realizando juicios sumarios y fusilamientos en masa a opositores de la Revolución que hacía poco había triunfado.
¿Cuál era la realidad? Los llevados a juicio no eran pacíficos opositores, sino brutales torturadores y asesinos que pertenecieron a los cuerpos represivos de la tiranía de Fulgencio Batista, y no lograron —como otros— huir hacia Estados Unidos.
Todavía se recuerda la invasión auspiciada en 1961 por la Casa Blanca en Playa Girón (Bahía de Cochinos, según la terminología norteamericana).
Aviones militares facilitados entonces a los invasores por el gobierno estadounidense fueron notificados en la ONU como aeronaves “desertoras” de la Fuerza Aérea Cubana.
Hasta que el presidente norteamericano John F. Kennedy admitió públicamente su entera responsabilidad en el frustrado ataque, la propaganda de Washington mintió a granel respecto a lo sucedido.
A continuación de esas primeras falsedades la tendencia ya no se detuvo.
Entre otras muchas inventaron el envío de niños cubanos a la Unión Soviética luego de arrebatarlos a sus padres, la posible fabricación de armas atómicas —algo desmentido por el ex presidente James Carter—, la persecución a organizaciones religiosas, las vinculaciones con el narcotráfico y el terrorismo internacional, la supuesta participación de cubanos en torturas a prisioneros estadounidenses durante la guerra contra Vietnam, el uso de niños en el turismo sexual y otro racimo de barbaridades.
Las coronan ahora cuando El Nuevo Herald del lunes, en su primera página, señala que Cuba no presta atención a los numerosos damnificados por recientes huracanes. Exactamente a la inversa de lo sucedido y que consta en pruebas gráficas.
Otra paletada de fango sobre el Herald.