Todos en algún momento recurrimos a algún dicho o refrán, ya sea durante la conversación o en la escritura. A continuación ofrecemos algunos comentarios sobre el origen de dichos y refranes de uso común.
La manzana de la discordia
Dícese de todo aquello que es causa de conflicto.
La manzana de la discordia aparece en el Diccionario de la Real Academia Española desde la edición de 1803 como: «Lo que es ocasión de discrepancia en los ánimos y opiniones».
El origen de la expresión se encuentra en una de las leyendas de la mitología griega, que alude a las bodas de la diosa Tetis y el noble Peleo. A esta fiesta no fue invitada la diosa Eris (Discordia, para los romanos), quien, enfadada por el desaire, envió una manzana dorada con una inscripción en la que decía: «Para la más bella», con lo que consiguió que las diosas allí presentes disputaran y rivalizaran entre ellas y enrarecieran el ambiente de la celebración.
Ser carne de cañón
Dícese de las personas a las que se utiliza sin tener en cuenta las consecuencias que pueda tener para ellas.
Carne de cañón aparece registrada en el Diccionario de la Real Academia Española desde la edición de 1925 con dos acepciones: «Tropa inconsideradamente expuesta a peligro de muerte» y «Gente ordinaria, tratada sin miramientos».
El origen de esta expresión se encuentra en la jerga militar; se empleaba para referirse a la infantería, cuerpo que ocupaba la primera línea de combate y era un blanco fácil para la artillería, que provocaba en aquel una enorme mortandad. Si a esta circunstancia unimos que era el cuerpo más numeroso en cualquier ejército y el menos especializado, podemos entender y unir los significados del diccionario. Hoy día, sin embargo, se dice del individuo o colectivo que puede ser presa fácil de una represión, ideología, secta… o cualquier circunstancia adversa.
Estar bajo la espada de Damocles
Dícese de la existencia de un peligro constante.
La espada de Damocles se encuentra registrada en el Diccionario de la Real Academia Española desde la edición de 1925 y significa ‘Amenaza persistente de un peligro’
El origen de esta expresión parece encontrarse en una leyenda que alude al cortesano Damocles, que vivió en el siglo IV antes de Cristo en Siracusa, ciudad entonces griega en la isla de Sicilia. Se dice que este personaje aprovechaba cualquier ocasión para adular al tirano gobernante, Dionisio el Viejo, al que «regalaba los oídos» con alusiones continuas a las bondades del ejercicio del poder, por lo que este, un día, decidió intercambiar su sitio con Damocles en un banquete para que disfrutara de sus envidiados privilegios. Así transcurrió el convite hasta que nuestro personaje levantó la vista y descubrió que sobre su cabeza pendía una espada sujeta solamente por una crin de caballo y, de este modo, comprendió que en la vida no hay nada seguro, y tampoco el poder.
Hacerse (alguien) el sueco
Dícese del que finge olvido o desconocimiento ante una obligación.
Hacerse el sueco se incorpora al Diccionario de la Real Academia Española en la edición de 1817 como frase familiar equivalente a «hacerse el desentendido en alguna conversación ó negocio de que se trata».
En cuanto al origen de esta expresión, hemos encontrado dos opiniones; una de ellas lo atribuye al proceder de los marinos suecos que, en épocas pasadas, al recalar en los puertos andaluces, se amparaban en el desconocimiento de nuestro idioma para desentenderse de las recomendaciones que se les hacían, y la otra alude a un tipo de calzado de madera, «soccus», —del que deriva zueco—, que era utilizado por los cómicos en el mundo clásico y cuyo uso les hacía parecer torpes y ajenos a la realidad de su entorno.
No saber uno de la misa la media
Dícese del que no sabe o desconoce totalmente algo.
Aparece registrado desde la edición de 1817 del Diccionario de la Real Academia Española como frase figurada con el sentido de «Ignorar una cosa o no poder dar razón de ella».
Ninguno de los autores consultados tiene plena certeza sobre cuál es el origen de esta expresión, acuñada hace siglos y que también se emplea con la forma No saber de la misa la mitad, pero parece aludir a las graves carencias de formación e inteligencia de determinados sacristanes del pasado, que cumplían con tal torpeza sus obligaciones en los actos litúrgicos, como la misa, que se convirtieron en modelo de incompetencia en cualquier oficio o actividad.
Ponerse las botas
Dícese del que saca un provecho extraordinario de una situación.
Aparece en el Diccionario de la Real Academia Española desde la edición de 1884 como frase coloquial para: «enriquecerse ó lograr extraordinaria conveniencia» y con una acepción complementaria desde la edición de 1983: «Aprovecharse extremadamente, y muchas veces desconsideradamente, de algo».
El origen de este dicho está en el individuo privilegiado que poseía y calzaba botas, algo propio de la clase acomodada y que marcaba, de manera ostensible, las diferencias con los que solo calzaban zapatos o alpargatas.
De esta primera acepción en la que se manifestaba el sorpresivo enriquecimiento de alguien, se pasó en la segunda a introducir un punto de sospecha acerca de este enriquecimiento, para terminar, hoy día, con la prosaica explicación de ‘comer y beber en abundancia’ o ‘satisfacer sin medida el apetito sexual’, mientras que para las acepciones académicas se emplea una nueva expresión, muy popular en el habla coloquial: dar un pelotazo.
No ser ni chicha ni limonada (limoná)
Dícese para expresar ambigüedad o ausencia de valía, interés o utilidad.
El término chicha aparece recogido desde la primera edición del Diccionario de la Real Academia Española (1729) como «bebida hecha de maíz, de que se usan en las Indias Occidentales. Pudo llamarse assi por ser mui substanciosa, y que alimenta como la carne», y como parte de esta expresión desde la edición de 1925 en la que No ser ni chicha ni limonada figura con el sentido de «no valer para nada, ser baladí»
El origen de este dicho podría encontrarse en Hispanoamérica y haber viajado a España con posterioridad. La chicha era una bebida alcohólica muy popular que procedía de la fermentación del maíz, mientras que limonada ha sido el nombre genérico para designar a las bebidas refrescantes sin alcohol. Establecida la comparación, no estar encuadrado en ninguno de los dos extremos indicaba la escasa importancia o la insignificancia de lo analizado. (Tomado de www.fundeu.es)
busco el origen de refran «D esos marcos Perez hay muchos en Buenavista»