Por Lídice Valenzuela
El parque Leoncio Vidal, en Santa Clara, capital de la central provincia de Villa Clara, es uno de los Monumentos Nacionales de Cuba. Historia, tradiciones, leyendas, rodean este enorme espacio, donde los santaclareños antes de 1959 debían pasear divididos en bandos: los blancos, por dentro, en el lugar en el cual se oía mejor la música de la banda situada en la glorieta, y los negros, por fuera. Unir a amigos de dos razas para pasear juntos era simplemente impensable hace 50 años.
Tanto era el disgusto por la discriminación de la época, que grupos de blancos y negros terminaban peleando por un sitio en el paseo central. El altercado llegó hasta La Habana y sobre el tema escribió una crónica el líder estudiantil Julio Antonio Mella titulada “¿Cazadores de negros en Santa Clara?”, debido a la represión de la Guardia Rural, que acababa las discusiones a machetazos contra el público.
Los santaclareños viven orgullosos de su parque, que a pesar de los años mantiene su esplendor, belleza, pulcritud.
Fue el 4 de marzo de 1899 cuando el Ayuntamiento de Santa Clara, a propuesta de su concejal Enrique del Cañal, sugirió ponerle al parque el nombre del patriota cubano Leoncio Vidal Caro, nacido en Ceja de Pablo, en Corralillo. Aquel héroe murió en una acción bélica contra el colonialismo español el 23 de marzo de 1896, en el entonces nombrado Parque Plaza del Recreo.
Aunque, con anterioridad, se le denominó también Plaza de Armas, Plaza Mayor y Plaza de la Constitución, esta última mientras en España permaneció el régimen constitucional.
La historia nos cuenta que la demarcación del parque, como era habitual en la época, se hizo poco después de la fundación de la villa, el 15 de julio de 1689, en un área de mil 600 metros cuadrados. En su perímetro se determinó un lugar para colocar la Iglesia Católica, y en 1820 comenzó a erigirse lo que hoy es uno de los paseos más hermosos de la Isla. En 1848 surgieron los jardines y se pavimentó.
El año 1881 lo sorprende con una restauración que incluyó la construcción de cuatro canteros. En cada uno de ellos se colocó una estatua que representaba la estación del año. Se prohibió entonces que medios de carga o de transporte atravesaran el sitio, protegidos por guardacantones, conocidos además como seborucos.
Numerosas transformaciones ha sufrido el Parque Leoncio Vidal. Se han perdido elementos de su estructura pasada, como la Parroquia Mayor, demolida en 1923 para ampliar el sitio; la pérgola que estaba situada en la entrada.
Sin embargo, aún se conserva el obelisco inaugurado el 15 de julio de 1886, cuando se cumplió el aniversario 197 de la fundación de la villa, y las figuras de dos de sus ilustres sacerdotes, Juan Martín Concedo y Francisco Hurtado, quienes instruyeron a los niños de Santa Clara.
Uno de los mayores atractivos del Parque Vidal (como de manera común se le conoce) es su famosa Glorieta, construida en 1911 y en la cual actualmente se concentran cientos de personas para escuchar a la Banda Municipal de Música.
Existe asimismo, la fuente del Niño de la Bota Infortunada, inaugurada en 1925 por iniciativa del patriota Francisco López Leiva, coronel de la Guerra de 1895.
En 1959 fue destruida, y transcurridos 11 años, Jesús Velazco Fernández rescató sus restos y los trasladó al Museo Provincial de Historia. Fue reconstruida en bronce por el fallecido artista de la plástica José Delarra y situada en el lugar que en nuestros días ocupa, cuando se cumplió el aniversario 300 de la fundación del la urbe, el l5 de julio de 1989.
Lugar privilegiado en el Parque lo ocupa la figura de la patriota Marta de los Ángeles Abreu de Estévez, considerada la benefactora de la ciudad. El monumento a Marta Abreu, develado en 1924, igualmente rinde homenaje a su esposo Luis Estévez. La figura de la insigne villaclareña porta en sus manos el libro escrito por Estévez Del Zanjón hasta Baire.
El Parque Vidal posee una rica historia de tradiciones revolucionarias. En ese espacio se libraron batallas por la independencia de Cuba a finales del siglo XIX, pero de igual forma en los años 30 del pasado siglo y hasta el triunfo de la Revolución. En honor del patriota que le brindó su nombre, se realizaron manifestaciones y protestas obreras y estudiantiles contra las distintas dictaduras que asolaron la Isla.
Todavía en los jardines del parque pueden sentirse los tiroteos y los combates librados por el Comandante Ernesto Che Guevara y sus hombres durante la toma de la Santa Clara para liberarla de los sicarios de Fulgencio Batista (1952-1959). La batalla fue decisiva para el derrumbe de la dictadura.
Cinco días después del triunfo de enero de 1959, Fidel Castro, a su llegada a esta capital desde la Sierra Maestra en la llamada Caravana de la Victoria hacia La Habana, se dirigió a los santaclareños, reafirmando la valentía del pueblo de esta central localidad y lo mucho que harían por la Revolución Cubana.
Varias generaciones de santaclareños han sentido en su piel y su espíritu la energía de este Parque, donde se enamora, se baila, se pasea sin discriminación racial, siempre con el recuerdo de los que en él combatieron por la libertad patria.
Nostalgia de tiempos que dejaron su impronta en el alma de los pobladores. Presente de nuevos amores y combates se unen para orgullo y beneplácito de los cubanos de este siglo que encuentran en su Parque Vidal uno de los más hermosos y prestigiosos sitios del país.
(Tomado de http://www.cmbfradio.cu)