Por Amaury Pérez Vidal
Barbra Streisand (Brooklyn, New York, 1942) cantante, actriz, productora, directora de cine, decoradora de interiores, compositora,ganadora de Grammys, Emmys, Tonys , Oscars, filántropa, activista a favor del medio ambiente y contra los ataques al corazón en mujeres acaba de estrenar un nuevo disco llamado Partners, que viene del francés partenaire (acompañantes, socios, colegas…), y la industria discográfica anda revuelta preguntándose qué tiene esta mujer que en medio de los vaivenes de las modas ha colocado, en seis décadas de labor musical profesional, al menos un disco debutando en el número 1 de las listas de ventas según la revista Billboard (además de en Amazon y itunes)
Partners está compuesto de doce dúos con Michael Bublé, Stevie Wonder, John Mayer, Babyface, Billy Joel, Blake Shelton, Lionel Richie, Andrea Bocelli, Jason Gould (su hijo), John Legend, Josh Groban y Elvis Presley (utilizando la tecnología como hiciera, años atrás, el productor, compositor y arreglista David Foster en el dúo de Natalie Cole con su padre, el gran Nat King Cole).
El disco, ya catalogado por la crítica especializada como un masterpiece (obra de arte), producido y arreglado impecablemente por Kenny Babyface Edmonds y Walter Afanasieff, y grabado por su ingeniero de los últimos veinte años David Reitzas, es un regalo sonoro casi imposible de encontrar en estos tiempos de facilismo, frivolidad y mal gusto.
Temas como It had to be you, People, Como rain or comeshine, Evergreen, New York state of mind, The way we were, How deep is the ocean, What kind of fool, Somewhere, Love me tender y las al menos desconocidas por mi, I’d want it to be you y I can still see your face, todos nuevamente orquestados, conmueven y provocan un espasmo emocional del que no hay forma de escapar.
Mrs. Streisand vuelve a demostrar con Partners que ella toda es un don divino, un regalo de la naturaleza y que a sus 72 años cumplidos puede mantener, sin cuidarla demasiado, una voz privilegiada, que emula y supera el paso de los años y los circuitos cada vez más contaminados de la música norteamericana de hoy en día.
(Fuente: CubaDebate)
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