Tras más de 11 siglos de historia, la lengua española ha conseguido implantarse en las bocas de más de 500 millones de personas en todo el mundo, un momento de éxito para un idioma que todavía no ha encontrado a sus padres biológicos, pero sí los sitios donde mejor lo tratan fonéticamente en la actualidad.
Las discrepancias de políticos e historiadores no han facilitado la ubicación geográfico-temporal del nacimiento del español hablado, antecedente del escrito, del que sí existe custodia compartida, con las Glosas Emilianenses de San Millán de la Cogolla (La Rioja) y los Cartularios de Valpuesta (Burgos), también objeto de discusión.
«No hay que pegarse por cuál fue el primer documento del castellano», ha asegurado a Efe el director del Área de Literatura Española de la Universidad de Burgos, Pedro Ojeda, quien piensa que «de poco sirve» relacionar esos documentos con el verdadero origen de la lengua, ya que «cuando una palabra se escribe, es porque alguien la entiende».