Por Koffigan E. Adigbli
PODOR, Senegal.— La práctica de la mutilación genital femenina todavía causa estragos en esta ciudad del norte senegalés, denunciaron autoridades del hospital local. Aunque la tradición decae, algunos líderes religiosos aún la defienden.
El 3 de octubre, líderes musulmanes de 60 de las 300 localidades en el distrito aprobaron una declaración en la que abandonaban formalmente la llamada circuncisión femenina, así como el casamiento temprano forzoso para las mujeres. Sin embargo, otros religiosos se manifestaron en contra de esta decisión, defendiendo ambas prácticas como parte integral de las tradiciones locales.
La mutilación genital femenina está prohibida por ley en Senegal desde 1999, pero se mantiene vigorosa en Podor. Organizaciones no gubernamentales realizan continuas campañas para desalentarla.
La práctica implica la extirpación total o parcial de los órganos sexuales externos de la mujer sin justificación médica y por motivos culturales.
Muchos hombres defienden la práctica arguyendo que disminuye el riesgo de que sus esposas les sean infieles, pues creen erróneamente que reduce el deseo sexual.
Ciertas comunidades ven a la operación como una iniciación a la adultez y también una medida higiénica, en tanto que algunos musulmanes la defienden como un requisito religioso.
Pero las mujeres mutiladas padecen fusión de los labios vaginales, quistes y dolor durante el coito, problemas que suelen permanecer sin diagnóstico ni tratamiento durante años. Además, muchas niñas mueren poco después del procedimiento debido a hemorragias incontrolables o infecciones.
El grupo no gubernamental estadounidense Tostan es uno de los que insta a mujeres y a religiosos islámicos a abandonar las prácticas de la ablación y del matrimonio forzoso.
Su coordinador regional, Abdoulaye Kandé, aclaró que condenar la circuncisión femenina no significaba criticar al Islam ni tratar de introducir normas sociales contrarias a las costumbres de la religión.
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