Barcelona, 17 ago (EFE).— El universo de los superhéroes está lleno de anécdotas, y así la «S» de Supermán es uno de los símbolos más populares del mundo, existe un elemento químico dedicado al dios Thor y artefactos de ciencia ficción usados por ellos se han hecho realidad, revela el libro 1001 curiosidades de los superhéroe.
Escrito por los especialistas en cómic Tomás Pardo y Pedro Monje y publicado por Robinbook, el volumen se centra en 80 superhéroes o grupos de estos enmascarados ordenados, por distintos vínculos entre ellos, en una veintena de capítulos, como «Héroes callejeros», «Superhéroes con problemas», «Las chicas son guerreras» o el imprescindible apartado dedicado a los supervillanos.
Pardo y Monje recuerdan que, antes de la aparición de Supermán en 1938, algunos populares personajes de los cómics presentaban ya rasgos de superhombres, bien fuera por su valor, habilidad en la lucha o uso de tecnología avanzada a su época, como en los casos de Dick Tracy, Flash Gordon, The Phantom o El Príncipe Valiente.
En una entrevista con Efe, Tomás Pardo explica que estos primeros héroes «dieron pie al universo de personajes en mallas multicolores que han ido apareciendo desde finales de los años treinta hasta la actualidad», y así Batman bebe «de las novelas ‘pulp’ de La Sombra o Doc Savage».
El policía Dick Tracy es, además, uno de los casos en los que utilizaba tecnología avanzada a su época, como un reloj teléfono primero y un reloj televisor después, que han acabado siendo realidad y han llegado al gran público muchos años más tarde.
«No hay duda de que los guionistas de cómics se han anticipado en multitud de ocasiones a la ciencia y la tecnología», añade Pardo, que recuerda que Flash Gordon o Los 4 Fantásticos fueron pioneros en los viajes espaciales, o que Iron Man aplicó la nanotecnología a su armadura antes de la era de los microchips.
Los superhéroes y la ciencia han ido casi siempre de la mano y, entre las anécdotas que refleja el libro, figura que el físico sueco Jakob Berzelius bautizó un nuevo elemento químico aislado en 1829 como torio, de símbolo Th, en honor del dios de la mitología nórdica Thor, aunque eso fue mucho antes de la aparición del rubio personaje de la factoría Marvel.
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