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Sobre el término chikunguña, con minúscula y con eñe

downloadChikunguña, con ñ, es una adaptación adecuada para la palabra chikungunya, que designa a un virus que provoca la fiebre o enfermedad del mismo nombre.

La adaptación del término original chikungunya a chikunguña es apropiada porque la secuencia ny se pronuncia en este caso con un sonido similar al de la ñ del español. Aunque la grafía chicunguña, con c, no puede considerarse incorrecta, se recomienda mantener la k, que, como señala la Ortografía de la lengua española, está presente en numerosos préstamos de muy diverso origen (bikini, kiwi, ukelele, kamikaze…).

En los medios informativos se aprecia vacilación respecto a la grafía de esta enfermedad: “Sanidad vigila el Chikungunya tras el primer caso de contagio dentro de España”, «El transmisor del chicungunya es el mismo que el del dengue» o «¿Cómo reconocer los síntomas de la fiebre chikungunya?».

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Miles y millones, claves para su escritura

miles-y-millones-576x350Ante las dudas que se presentan en la escritura de números que tienen muchos dígitos, en particular los miles y los millones, se ofrece a continuación una serie de claves:

1. Para facilitar la lectura, los números de más de cuatro dígitos pueden escribirse con espacios que separan grupos de tres cifras, empezando por la derecha: 12 345; 678 901; 4 500 000. Según las normas internacionales y las de las Academias, es impropio emplear punto o coma en lugar del espacio, pues estos signos tienen como función separar los decimales.

2. No obstante, en los números de cuatro dígitos es frecuente y válido omitir el espacio, aunque se siga incluyendo en los de cinco o más: «El aforo proyectado es de entre 9500 y 10 200 personas». Este espacio se omite siempre en los años: «Es el mejor dato desde 1998», y no «Es el mejor dato desde 1 998».

3. No hay un signo especial para los millones, que se marcan igualmente con un espacio. Se desaconsejan, por tanto, grafías como 1’000,000 (con apóstrofo) y 1,000.000 (coma y punto), que se ven ocasionalmente en los medios.

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Grados de temperatura, claves de escritura

En la escritura de los grados de temperatura se presentan a menudo dudas, por lo que a continuación se ofrecen una serie de claves:

escritura1-grados-Patrick-Pleul-300x1821. El nombre, en rigor, es grado Celsius (con el nombre del científico en mayúscula), aunque fuera de contextos técnicos se usa grado centígrado o simplemente grado.

2. El símbolo establecido internacionalmente es °C, que consiste en un pequeño círculo seguido sin espacio de la letra C. Se deja un espacio entre la cifra y el símbolo:23 °C.

3. En escritos no especializados se usa en ocasiones solo el círculo y en tal caso se escribe pegado al número: 23°. En contextos técnicos y conforme a las normas internacionales, este símbolo se reserva a los grados de ángulo, que es un valor que también tiene en general, como en «Dio un giro de 180°».

4. A menudo se reemplaza el círculo por una o o por un cero, pero no son las grafías adecuadas. Si se optara por la o a causa de limitaciones tipográficas, es preferible no añadir una subraya (no es, por tanto, 23 oC), pero en cualquier caso no se añade un punto.

5. No debería haber un salto de línea entre el número y el símbolo, para lo cual puede emplearse un espacio de no división u otro recurso ajustado al medio usado.

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Mundial de Brasil 2014, claves de redacción

Logo-futbol-Brasil-300x182Con motivo del Mundial de Brasil 2014, que comienza este jueves 12 de junio, se ofrece a continuación una serie de claves sobre la escritura apropiada de algunos términos que pueden aparecer en las informaciones relacionadas con esta competición futbolística:

1. Brasileño es el gentilicio mayoritario y más extendido para los habitantes de Brasil, aunque se considera también válida la forma brasilero, adaptación del portugués brasileiro, frecuente en algunos países de América. Pese a que carioca se usa a menudo de manera indebida como gentilicio general para todos los nacidos en Brasil, alude específicamente a los naturales de Río de Janeiro.

2. La virgulilla (~) es un signo diacrítico que contienen algunos de los nombres de los estadios y se recomienda mantenerla siempre que sea factible: Castelão, Mineirão…

3. El balón oficial se llama Brazuca, con mayúscula y sin cursiva ni comillas por tratarse de un nombre propio.

4. Jogo bonito, folha seca y paradinha se escriben en cursiva, mientras que en la variante gráfica paradiña y en el sustantivo torcida, en referencia a la hinchada brasileña, no se aplican resaltes.

5. Los nombres populares que reciben muchas de las selecciones nacionales —la mayoría de las veces tomados del color de las camisetas— se escriben con inicial mayúscula, en letra redonda y sin comillas: la Canarinha (Brasil), la Roja (España y Chile), la Azzurra (Italia), la Albiceleste (Argentina), etc.

6. Cuando el sobrenombre de las selecciones alude en cambio a sus jugadores, lo apropiado es usar minúscula inicial y cursiva o comillas: las águilas verdes, de la nigeriana; los albicelestes, de Argentina, o los azzurri, de Italia.

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Sobre escritura del prefijo super-

El prefijo super- se escribe unido a la palabra a la que antecede, sin tilde y sin guion ni espacio intermedios.

Sin embargo, en los medios de comunicación es frecuente encontrar frases como «Se han animado a hacer más series con personajes de cómics y súper héroes», «Un súper desayuno simple, rápido y fácil de llevar» o «El New York City Football Club anunció el fichaje de su primer jugador, la super estrella española David Villa».

El prefijo super- se escribe unido a la palabra a la que antecede, sin guion y sin tilde, conforme a las normas de la Ortografía. Excepcionalmente, y como ocurre con todos los prefijos, se escribe separado de la base a la que afecta cuando esta está formada por un conjunto de palabras con un significado unitario (super de moda, super a gusto…).

Únicamente llevará tilde si se emplea como sustantivo, equivalente a supermercado o a un tipo de gasolina («Lo compramos en el súper», «Este año la súper subirá de precio») y cuando se utiliza como adverbio o adjetivo pospuesto al sustantivo («Es una idea súper», «Lo pasamos súper en la fiesta»).

Así pues, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir «Se han animado a hacer más series con personajes de cómics y superhéroes», «Un superdesayuno simple, rápido y fácil de llevar» y «El New York City Football Club anunció el fichaje de su primer jugador, la superestrella española David Villa».

(Fuente: Fundéu)

Sobre la escritura de expresiones onomatopéyicas

Por Úrsula Velezmoro (correctora y lingüista)

risaA continuación, algunos consejos para redactar correctamente las expresiones onomatopéyicas.

Según la Ortografía de la lengua española (OLE), las expresiones onomatopéyicas son vocablos creados por imitación de ciertos sonidos que, a menudo, tienen una estructura repetitiva (iterativa), es decir, se forman por una sílaba que se repite (en ocasiones con vocales diferentes). Cuando estas voces se emplean como sustantivos para designar sonidos o algún concepto relacionado con estos, se recomienda escribirlos en una sola palabra, teniendo en cuenta que la voz no supere las tres sílabas.

Ese abogado es puro blablablá.
Al beber su gaseosa solo escuchábamos una especie de glugluglú.

De acuerdo con la OLE, cuando las repeticiones son más de tres o la expresión tiene un valor puramente onomatopéyico, para reproducir, imitar o evocar el sonido real, lo recomendable es escribir cada elemento aislado y separado por comas del resto.

El toc, toc, toc, toc no nos dejó dormir.
Durante el juicio oral, el acusado soltó una carcajada ja, ja, ja, ja, ja que dejó a la audiencia indignada.

Como señala la OLE, es admisible el uso de guiones en aquellos casos en que el conjunto de las repeticiones se identifica expresivamente como una sucesión continua.

ta-ta-ta-ta (metralleta)
taca-taca-taca-taca (taconeo)
chas-chas-chas-chas (ruido de las tijeras o una podadera)

(Fuente: clasesdeperiodismo.com -Sección Cuaderno de Estilo-)

¿Goza de buena salud el español de Cuba?

Por Neiky Machado Flores

Los cubanos hace varias décadas presumimos —con razón— de figurar entre los países con mejores índices de escolaridad del planeta. Ciertamente la gratuidad de la educación en la Isla, la preferencia en la formación de profesores y el empeño de la Revolución cubana en aumentar la cultura nacional, constituyen artífices de tales resultados.

Cualquier hombre de esta isla puede hablar de la historia patria con la fluidez de un maestro, sin mencionar los conocimientos de matemática básica, que garantizan precisión en los pagos y cobros del comercio cotidiano.

En nuestras calles, con naturalidad hablamos de medicina, recomendamos medicamentos —irresponsablemente, eso sí—, pronosticamos lluvias y trayectorias ciclónicas, vaticinamos decisiones políticas… Sin embargo, los cubanos no dominamos bien nuestra lengua materna.

Un comentario con suficientes argumentos para varias cuartillas merecería las incorrecciones del diálogo diario. Erradas conjugaciones verbales, problemas de concordancia, muletillas, supresión o adición de letras, se presentan en cada conversación sin que lo notemos siquiera. Por ende, en los textos impresos exhibimos una ortografía que en nada se corresponde con el origen etimológico de la palabra (del griego orto —recto— y grafía —escritura—).

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La lenta muerte de la escritura

En tarjetas de Navidad o quizás para hacer la lista del mercado, pero ¿en qué otras ocasiones utilizamos un bolígrafo para poner en papel nuestros deseos o necesidades? Al parecer, las oportunidades en las cuales escribimos a mano cada vez son más escasas.

escritura a mano

Quizás de aquí a un siglo, nuestra escritura a mano será legible sólo por expertos.

Según la escritora Kitty Burns Florey, el arte de escribir a mano va en descenso de una forma tan rápida que una escritura corrida y común podría convertirse en algo tan difícil de leer como un manuscrito medieval.

«Cuando tus tataranietos encuentren una antigua carta en el ático de la casa tendrán que llevarla a un especialista, a un señor mayor en la biblioteca que tendrá que descifrar lo que está escrito», comenta Florey, autora del libro Caligrafía y garabatos: auge y caída de la escritura a mano, recién publicado.

Florey le dijo al periodista Neil Hallows, de la BBC, que los niños —si no los de esta generación, entonces la próxima— podrían crecer utilizando sólo una forma de impresión para las raras ocasiones en que necesiten comunicarse utilizando un lápiz o un bolígrafo.

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Argentinos y cubanos colaboran en plan de perfeccionamiento lexical

Proyecto encaminado a resolver dificultades relacionadas con la lectura y escritura de textos.

Especialistas argentinos y cubanos colaboran en un proyecto encaminado a resolver dificultades en el aprendizaje lexical relacionadas con la lectura y escritura de textos, trascendió en el XI Simposio Internacional de Comunicación Social,  que se celebra en Santiago de Cuba.

Las doctoras Mabel Giammatteo e Hilda Albano, del Instituto de Filología y Literatura Hispánicas de la Universidad de Buenos Aires, precisaron que desde 1999 se presentó esa iniciativa al Centro de Lingüística Aplicada (CLA), con sede en esa ciudad cubana, para intercambiar saberes y experiencias sobre el tema.

Como parte de ese acercamiento dieron a conocer a la institución cubana el libro con los fundamentos teóricos de esa investigación, dedicada a los docentes, y en la que se promueve la capacitación y actualización de los contenidos lingüísticos a la par del conocimiento del mundo.

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¡Pobre ortografía!

De la sección La Parada, por Rayma Elena


Mis oídos no han dejado de asustarse en los últimos días. No solo por las llamadas «malas palabras», que efectivamente, las dicen bien, alto y claro, lo mismo hombres que mujeres. Mis sustos recientes son otros: las tantas «buenas palabras» que son dichas alto, claro, pero mal, muy mal.

 

Es como si cobrara vida un lenguaje fósil, que había quedado reservado para chistes o caracterizaciones (a veces pasadas de moda) de los guajiros de antes. Sin embargo ahora, con voces jóvenes y en las ciudades, nos dan coletazos algunos de estos dinosaurios del lenguaje.

 

Quisiera referirme a ellos sin escribirlos; no reproducir el error, como aconsejan las normas.

¿Qué le diría, entonces, a una muchacha sin edad siquiera para olvidar lo que aprendió en la primaria, y que, entonces, parecía haber aprendido poco?

 

Primero, que el verbo «haber», en presente del modo subjuntivo se conjuga así: haya, hayas, haya, hayamos (que es llana y no esdrújula como algunos quieren pronunciarla)… También le recomendaría buscar en Había una vez —aquella recopilación de Herminio Almendros que tantos hemos leído—, el poema Una niña: 

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