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Humor: Guerra y paz

Por Falco

Por Falco

(Fuente: dedeté)

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Humor: Entre escombros

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Humor

Cinismo genocida (segunda parte y final)

Para dar una idea del potencial de la URSS en sus esfuerzos por mantener la paridad con Estados Unidos en esta esfera, basta señalar que cuando se produjo su desintegración en 1991, en Bielorrusia habían 81 cabezas nucleares, en Kazajstán 1400 y en Ucrania aproximadamente 5000, las cuales pasaron a la Federación Rusa, único Estado capaz de sostener su inmenso costo, para mantener la independencia.

En virtud de los tratados START y SORT, sobre reducción de armas ofensivas suscritos entre las dos grandes potencias nucleares, el número de estas se redujo a varios miles.

En el 2010 se firmó un nuevo Tratado de este tipo entre ambas potencias.

Desde entonces los mayores esfuerzos se consagraron al perfeccionamiento de los medios de dirección, alcance, precisión y engaño de la defensa adversaria. Inmensas cifras se invierten en la esfera militar.

Muy pocos en el mundo, salvo contados pensadores y científicos, se percatan y advierten que bastaría el estallido de 100 armas nucleares estratégicas para poner fin a la existencia humana en el planeta. La inmensa mayoría tendría un fin tan inexorable como horrible a consecuencia del Invierno Nuclear que se generaría.

El número de países que poseen armas nucleares en este momento se eleva a ocho, cinco de ellos son miembros del Consejo de Seguridad: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, y China. India y Pakistán, adquirieron el carácter de países poseedores de armas nucleares en 1974 y 1998 respectivamente. Los siete mencionados reconocen ese carácter.

Israel, en cambio, nunca ha reconocido su carácter de país nuclear. Se calcula sin embargo que posee entre 200 y 500 armas de ese tipo, sin darse por aludido cuando el mundo se inquieta por los gravísimos problemas que traería el estallido de una guerra en la región donde se produce gran parte de la energía que mueve la industria y la agricultura del planeta.

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Reflexiones de Fidel: Cinismo genocida (Primera parte)

Ninguna persona cuerda, especialmente aquellos que tuvieron acceso a los conocimientos elementales que se adquieren en una escuela primaria, estaría de acuerdo con que nuestra especie, de modo particular los que son niños, adolescentes o jóvenes, sean privados hoy, mañana y para siempre del derecho a vivir. Jamás los seres humanos a lo largo de su azarosa historia, como personas dotadas de inteligencia, conocieron experiencia semejante.

Me siento en el deber de transmitir a aquellos que se toman la molestia de leer estas reflexiones, el criterio de que todos, sin excepción, estamos en la obligación de crear conciencia sobre los riesgos que la humanidad está corriendo de forma inexorable, hacia una catástrofe definitiva y total como consecuencia de las decisiones irresponsables de políticos a quienes el azar, más que el talento o el mérito, puso en sus manos el destino de la humanidad.

Sean o no los ciudadanos de su país, portadores de una creencia religiosa o escépticos con relación al tema, ningún ser humano en su sano juicio estaría de acuerdo con que sus hijos, o familiares más allegados, perezcan de forma abrupta o víctimas de atroces y torturantes sufrimientos.

Tras los crímenes repugnantes que con frecuencia creciente viene cometiendo la Organización del Tratado del Atlántico Norte, bajo la égida de Estados Unidos y los países más ricos de Europa, la atención mundial se concentró en la reunión del G-20, donde se debía analizar la profunda crisis económica que afecta hoy a todas las naciones. La opinión internacional, y particularmente la europea, esperaban respuesta a la profunda crisis económica que con sus profundas implicaciones sociales, e incluso climáticas, amenazan a todos los habitantes del planeta. En esa reunión se decidía si el euro podía mantenerse como la moneda común de la mayor parte de Europa, e incluso si algunos países podrían permanecer dentro de la comunidad.

No hubo respuesta ni solución alguna para los problemas más serios de la economía mundial a pesar de los esfuerzos de China, Rusia, Indonesia, Sudáfrica, Brasil, Argentina y otros de economía emergente, deseosos de cooperar con el resto del mundo en la búsqueda de soluciones a los graves problemas económicos que le afectan.
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Noam Chomsky: “Mi reacción ante la muerte de Osama Bin Laden”

Noam ChomskyCada vez es más evidente que la operación fue un asesinato planificado, y violó de manera múltiple normas elementales del derecho internacional. No que hicieran ningún intento de aprehender a la víctima desarmada, lo que presumiblemente podrían haber logrado 80 comandos que virtualmente no enfrentaban ninguna oposición, excepto, afirman, la de su esposa, que se lanzó hacia ellos.

En sociedades que profesan un cierto respecto por la ley, a los sospechosos se les aprehende y se les conduce a un juicio justo. Subrayo “sospechosos”. En abril de 2002, el jefe del FBI, Robert Mueller, informó a la prensa de que después de la investigación más intensiva de la historia, el FBI solo podía decir que “creía” que la conspiración se tramó en Afganistán, aunque se implementó en los Emiratos Árabes Unidos y Alemania. Lo que solo creían en abril de 2002, obviamente no lo sabían 8 meses antes, cuando Washington desdeñó ofertas tentadoras de los talibanes (no sabemos cómo de serias porque se descartaron instantáneamente) de extraditar a Bin Laden si les presentaban alguna evidencia, la que, como pronto supimos, Washington no poseía. Por lo tanto, Obama simplemente mintió cuando dijo en su declaración de la Casa Blanca que “rápidamente supimos que los ataques del 11-S fueron realizados por al-Qaida”.

Desde entonces no han suministrado nada serio. Han hablado mucho de la “confesión” de Bin Laden, pero suena más bien como si yo confesara que gané el Maratón de Boston. Alardeó de algo que consideraba un gran logro.

También hay mucha discusión sobre la cólera de Washington porque Pakistán no entregó a Bin Laden, aunque seguramente elementos de las fuerzas militares y de seguridad estaban informados de su presencia en Abbottabad. Se habla menos de la cólera paquistaní porque EEUU invadió su territorio para realizar un asesinato político. El fervor antiestadounidense ya es muy fuerte en Pakistán, y estos eventos probablemente lo exacerbarán. La decisión de arrojar el cuerpo al mar ya provoca, previsiblemente, cólera y escepticismo en gran parte del mundo musulmán.

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Un fuego que puede quemar a todos

Reflexiones de FidelSe puede estar o no de acuerdo con las ideas políticas de Gaddafi, pero la existencia de Libia como Estado independiente y miembro de las Naciones Unidas nadie tiene derecho a cuestionarlo.

Todavía el mundo no ha llegado a lo que, desde mi punto de vista, constituye hoy una cuestión elemental  para la supervivencia de nuestra especie: el acceso de todos los pueblos a los recursos materiales de este planeta. No existe otro en el Sistema Solar que posea las más elementales condiciones de la vida que conocemos.

Los propios Estados Unidos  trataron siempre de ser un crisol de todas las razas, todos los credos y todas las naciones: blancas, negras, amarillas, indias y mestizas, sin otras diferencias que no fuesen las de amos y esclavos, ricos y pobres; pero todo dentro de los límites de la frontera: al norte, Canadá; al sur, México; al este, el Atlántico y al oeste, el Pacífico. Alaska, Puerto Rico y Hawai eran simples accidentes históricos.

Lo complicado del asunto es que no se trata de un noble deseo de los que luchan por un mundo mejor, lo cual es tan digno de respeto como las creencias religiosas de los pueblos. Bastarían unos cuantos tipos de isótopos radiactivos que emanaran del uranio enriquecido consumido por las plantas electronucleares en cantidades relativamente pequeñas ─ya que no existen en la naturaleza─ para poner fin a la frágil existencia de nuestra especie. Mantener esos residuos en volúmenes crecientes, bajo sarcófagos de hormigón y acero, es uno de los mayores desafíos de la tecnología.

Hechos como el accidente de Chernóbil o el terremoto de Japón han puesto en evidencia esos mortales riesgos.

El tema que deseo abordar hoy no es ese, sino el asombro con que observé ayer, a través del programa Dossier de Walter Martínez, en la televisión venezolana, las imágenes fílmicas de la reunión entre el jefe del Departamento de Defensa, Robert Gates, y el Ministro de Defensa del Reino Unido, Liam Fox, que visitó Estados Unidos para discutir la criminal guerra desatada por la OTAN contra Libia. Era algo difícil de creer, el Ministro inglés ganó el “Oscar”; era un manojo de nervios, estaba tenso, hablaba como un loco, daba la impresión de que escupía las palabras.

Desde luego, primero llegó a la entrada de El Pentágono donde Gates lo esperaba sonriente. Las banderas de ambos países, la del antiguo imperio colonial británico y la de su hijastro, el imperio de Estados Unidos, flameaban en lo alto de ambos lados mientras se entonaban los himnos. La mano derecha sobre el pecho, el saludo militar riguroso y solemne de la ceremonia del país huésped. Fue el acto inicial. Penetraron después los dos ministros en el edificio norteamericano de la Defensa. Se supone que hablaron largamente por las imágenes que vi cuando regresaban cada uno con un discurso en sus manos, sin dudas, previamente elaborado.

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Tribulaciones libias

Por Juan Gelman

rebeldes libiosLa oposición a Gadafi está pasando malos momentos pese a los bombardeos. Por su parte, la Casa Blanca y la OTAN no están libres de preocupaciones: se ha descubierto que en las filas rebeldes hay elementos de Al Qaida. Así lo admitió el almirante James Stavridis, jefe de las operaciones conjuntas en Libia, aunque subrayó que “la conducción está integrada por gente responsable” (//washingtonexaminer.com, 29-2-11). Se refería, sin duda, al primer ministro del Consejo Libio de Transición, Mahmoud Jibril, ex mano derecha del dictador y ex director de la Junta Nacional de Desarrollo Económico desde 2007, que impulsó la inversión extranjera -en particular de capitales estadounidenses y británicos- y las privatizaciones en el país africano. Parece que hace apenas unas semanas descubrió que Gadafi es un tirano de la peor especie.

Jibril, doctorado en la Universidad de Pittsburgh, resulta desde luego muy confiable para los intereses petroleros foráneos. No es el único: Ali Tahroumi, ministro de Finanzas del gobierno provisional y encargado de los asuntos relativos al oro negro, volvió a Libia hace un mes tras 35 años de exilio procedente de EE.UU., donde ocupaba una cátedra de la Universidad de Washington. Hay más gente responsable.

Galifa Hifter, ex coronel del ejército, fue designado jefe militar de los rebeldes. Regresó de EE.UU. después de 20 años de ausencia; encabeza el llamado Ejército Libio Nacional, un grupo opositor con asiento en Virginia, y se sospecha que es un “agente dormido” de la CIA (www.mcclatchydc.com, 26-3-11). Los tres son apenas algunas piezas de la oposición, un mosaico variopinto que no mucho tiene que ver con los centenares de miles de libios que empezaron a salir a la calle a mediados de febrero, hartos ya del déspota.

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Cuba condena enérgicamente intervención internacional en Libia

Los conflictos deben resolverse por la vía del diálogo y la negociación, y no mediante el uso de la fuerza militar, subraya un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación caribeña difundido por el Noticiero Nacional de Televisión.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cedió a la presión de algunas potencias occidentales para crear las condiciones conducentes a esta agresión, la cual constituye una burda manipulación de la Carta de la ONU, de las facultades del Consejo y es otro ejemplo del doble rasero que caracteriza su conducta, señala la nota.

No obstante —agrega el texto—, la resolución 1973 aprobada el pasado jueves por el Consejo de Seguridad de ninguna manera autoriza esos ataques contra el territorio libio, lo que constituye una violación del derecho internacional.

Las potencias occidentales que protagonizan la agresión a la nación norafricana ocasionan muertes,heridas y sufrimientos a personas inocentes, algunos de esos países son los responsables de la muerte de más de un millón de civiles en Iraq y más de 70 mil en Afganistán, a los que llaman daños colaterales.

También —añade la declaración— son cómplices de los crímenes contra el pueblo palestino.

Cuba respalda el derecho inalienable del pueblo libio a ejercer su autodeterminación sin ninguna interferencia extranjera, repudia la muerte de civiles allí y en cualquier lugar, y apoya la integridad territorial y la soberanía de los recursos de esa nación, concluye el texto.

(Con información de Prensa Latina. Tomado de CubaDebate)

El discurso de Obama en Arizona

Reflexiones de FidelAyer lo escuché cuando habló en la Universidad de Tucson, donde se rendía homenaje a las 6 personas asesinadas y las 14 heridas en la matanza de Arizona, de modo especial a la congresista demócrata por ese Estado, gravemente herida por un disparo en la cabeza.

El hecho fue obra de una persona desequilibrada, intoxicada por la prédica de odio que reina en la sociedad norteamericana, donde el grupo fascista del Tea Party ha impuesto su extremismo al Partido Republicano que, bajo la égida de George W. Bush, condujo el mundo donde hoy se encuentra, al borde del abismo.

Al desastre de las guerras se sumó la más grande crisis económica en la historia de Estados Unidos y una deuda del gobierno, que equivale ya al 100% del Producto Interno Bruto, lo cual se une a un déficit mensual que supera los 80 mil millones de dólares y nuevamente el incremento de las viviendas que se pierden por deudas hipotecarias. El precio del petróleo, los metales, y los alimentos, se eleva progresivamente. La desconfianza en el papel moneda incrementa las compras de oro, y no pocos auguran que a fines del año el precio de este metal precioso se elevará a 2 000 dólares la onza troy. Algunos creen que incluso llegará a 2 500.

Los fenómenos climáticos se han agudizado, con pérdidas considerables en las cosechas de la Federación Rusa, Europa, China, Australia, Norte y Sur de América, y otras áreas, haciendo peligrar los suministros de alimentos a más de 80 países del Tercer Mundo, creando inestabilidad política en un número creciente de ellos.

El mundo enfrenta tantos problemas de carácter político, militar, energético, alimentario y medioambientales, que ningún país desea el regreso de Estados Unidos a posiciones extremistas que incrementarían los riesgos de una guerra nuclear.

Fue casi unánime la condena internacional al crimen de Arizona, en el que se veía una expresión de ese extremismo. No se esperaba del Presidente de Estados Unidos un discurso exaltado ni confrontativo, que no se correspondería con su estilo ni con las circunstancias internas y el clima de odio irracional que está prevaleciendo en Estados Unidos.

Las víctimas del atentado fueron incuestionablemente valientes, con méritos individuales, y por lo general ciudadanos humildes; de lo contrario no habrían estado allí, defendiendo el derecho a la asistencia médica de todos los norteamericanos, y oponiéndose a las leyes contra los inmigrantes.

La madre de la niña de 9 años que nació el 11 de septiembre, había declarado valientemente que el odio desatado en el mundo debía cesar. No albergo, por mi parte, la menor duda de que las víctimas eran acreedoras del  reconocimiento del Presidente de Estados Unidos, así como de los ciudadanos de Tucson, los estudiantes  de la Universidad y los médicos, que como siempre cuando ocurren hechos de esa naturaleza expresan sin reservas la solidaridad que los seres humanos llevan dentro de sí. La congresista gravemente herida, Gabrielle Giffords, es merecedora del reconocimiento nacional e internacional que se le tributó. El equipo médico continuaba hoy informando noticias positivas sobre su evolución.

Sin embargo, al discurso de Obama le faltó la condena moral de la política que inspiró semejante acción.

Trataba de imaginarme cómo habrían reaccionado hombres como Franklin Delano Roosevelt ante un hecho semejante, para no mencionar a Lincoln, que no vaciló en pronunciar su famoso discurso en Gettysburg. ¿Qué otro momento espera el Presidente de Estados Unidos para expresar el criterio que estoy seguro comparte la gran mayoría del pueblo de Estados Unidos?

No se trata de que falte una personalidad excepcional al frente del gobierno de Estados Unidos. Lo que convierte en histórico a un Presidente que ha sido capaz de llegar por sus méritos a ese cargo, no es la persona,   sino la necesidad de él en un momento determinado de la historia de su país.

Cuando comenzó ayer su discurso se le observó tenso, y muy dependiente de las páginas escritas. Pronto recobró la serenidad, el dominio habitual del escenario, y la palabra precisa  para expresar sus ideas. Lo que no dijo fue porque no quiso decirlo.

Como pieza literaria y elogio justo a los que lo merecían, se le puede otorgar un premio.

Como discurso político dejó mucho que desear.

(Fuente: CubaDebate)