Archivo de la etiqueta: José Martí

José Martí, más allá de la frase hecha

Por Yuris Nórido

e750a216b0f3ddba81a32b9063da6834_lJosé Martí sigue ofreciendo lecciones de vida en los tiempos que corren. La vigencia del ideario del Maestro trasciende la mera consigna.

En su más reciente columna dominical en el periódico Juventud Rebelde, la doctora Graziella Pogolotti insta a ir más allá de la frase martiana hecha consigna. Urge trascender el dogma, ir a la inmensa obra escrita y publicada de Martí.

Es natural que, en pos de un conocimiento extendido, se simplifiquen algunas líneas temáticas del gran acervo del Héroe Nacional. “Martí habló de todo” —dicen algunos, ante la extraordinaria variedad del espectro martiano.

Y es cierto que las selecciones puntuales de cortísimos pasajes de sus artículos, ensayos, cartas y proclamas ofrecen un atractivo prontuario, marcado siempre por el altísimo vuelo de la forma y la profundidad del pensamiento.

Sigue leyendo

El café: “un misterioso comercio con el alma”

Por Luz Marina Fornieles Sánchez, AIN

228f85fbb033ef2a7708e709d5882025_LA no dudarlo, el café es parte de la cotidianidad de los cubanos. Da goce y por ello crea dependencia; su olor y sabor constituyen una delicia para el paladar.

Deviene el agasajo ideal para los familiares, amigos y los vecinos, con quienes compartirlo provoca saborearlo. Hay quienes prefieren tomarlo en compañía y otros optan por su disfrute en solitario, en silencio; para gustos, colores… y preferencias. Pero eso sí: una taza de café humeante en las mañanas suele ser el mejor regalo para iniciar una jornada cargada de disímiles faenas.

La aromática bebida se integra así a la cultura e idiosincrasia de este pueblo, aunque es originaria del África del este. A Cuba llegó en el siglo XVIII, de la mano de Don José Gelabert, quien fundó en el Wajay, en las afueras de La Habana, el primer cafetal de la isla en 1748, con semillas provenientes de Santo Domingo, actual República Dominicana.

Sigue leyendo

La niña de Guatemala

Cercana ya la celebración del Día del Amor, o de los Enamorados, como también se le conoce, comparto con los lectores este bello poema de José Martí. Disfrútenlo.

descargaQuiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda…

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores…

Sigue leyendo

Los cubanos, el Día de la Cultura Nacional y un canto a la libertad

Por Wilkie Delgado Correa

Símbolos patrios: la bandera, el himno y el escudo. Debajo: la mariposa, flor nacional; el tocororo, ave nacional, y la palma real, árbol nacional.

Símbolos patrios: la bandera, el himno y el escudo. Debajo: la mariposa, flor nacional; el tocororo, ave nacional, y la palma real, árbol nacional.

Los cubanos y Cuba han debido soportar los más despreciables epítetos de sus inveterados enemigos, grandes y pequeños. Enemigos colosales, a lo largo de su historia, jamás le perdonaron ni le han perdonado el espíritu rebelde ni el gesto digno de este pueblo. En la defensa de sus sueños, de sus aspiraciones legítimas, de sus derechos inalienables, los mejores de sus hijos han sabido sacrificar riquezas, familias, vidas y han soportado todos los rigores y sacrificios que las circunstancias y los enemigos le han impuesto. Y como parte de esas reservas inagotables de resistencia heroica ha estado, salvadora, su cultura nacional, forjada a lo largo de siglos y nutrida por una pléyade inmensa de hombres ilustres y del pueblo grandioso que la ha sustentado.

Es significativo, paradigmático y simbólico que el Día de la Cultura Nacional esté ligada al instante supremo en que se entonara, por la población insurrecta de Bayamo, el 20 de octubre de 1868, el himno la Bayamesa, devenido más tarde en Himno Nacional.

La historia recoge los hechos de esta forma esencial. El día 18 de octubre, la columna libertadora que había iniciado la revolución por la independencia el 10 de octubre de 1868, liderada por Carlos Manuel de Céspedes, llegó a Bayamo, y le puso sitio. Las tropas fueron penetrando en la ciudad. El pueblo bayamés fue saliendo con vítores al encuentro de las tropas que sitiaban y avanzaban hacia la ciudad. Con la entrada en las callejuelas de la ciudad, se rompieron los primeros fuegos.

Dentro de la ciudad, los militares españoles continuaban su resistencia refugiados en el cuartel. Las tropas cubanas, en su mayor parte a caballo, recorrían las calles y plazas agitando la rendición.

Las bayamesas, hijas de aquel heroico pueblo, adornaban las puertas y ventanas. Aplaudían y vitoreaban a familiares y amigos incorporados a las tropas revolucionarias. Algunas colocaban flores en los ojales de los hombres. Fue en aquel ambiente de fiesta y de combate que Pedro Figueredo, conocido por todos como Perucho, cantó por primera vez, el 20 de octubre, su himno La Bayamesa, que pasaría, muchos años después, a ser el Himno Nacional de la República que estaba surgiendo al fragor de aquella batalla.

Como diría más tarde José Martí, en 1892, “para que lo entonen todos los labios y lo guarden todos los hogares, para que corran de pena y amor las lágrimas de los que lo oyeron en el combate sublime por primera vez, para que espolee la sangre en las venas juveniles, el himno a cuyos acordes, en la hora más bella y solemne de nuestra Patria, se alzó el coro dormido en el pecho de los hombres”.

Sigue leyendo

Una obra para el futuro

Este mes se cumplen 125 años de la publicación de la revista por primera vez.

Por Raquel Marrero Yanes

f0014080“Para eso se publica La Edad de Oro: para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy (…) Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros”.

Esta fue la dedicatoria de José Martí para aquella revista mensual de recreo e instrucción publicada en Nueva York, entre julio y octubre de 1889, de la cual solo salieron cuatro números que quedaron para la posteridad.

El Maestro se entregó con amor a la obra que tiene un mensaje universal. En sus cuentos, poemas, versos y artículos inculcó su recio ideario anticolonialista, el amor por la gran patria latinoamericana, la devoción por la justicia, la verdad y la belleza.

En 1905, diez años después de que Martí cayera en Dos Ríos peleando por la libertad de Cuba, Gonzalo de Quesada —alumno suyo— reunió los cuatro números de la revista y con ellos hizo el libro La Edad de Oro, que hoy encontramos en cada escuela, en librerías y bibliotecas, el que busca y añora cada niño cubano, cada pequeña o pequeño que anda por el Sur, desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

La Edad de Oro es, sin duda, un libro que cautiva a cualquier edad. Es así que crecimos con los cuentos de los Tres héroes, Meñique, Los dos príncipes, Nené Traviesa, El camarón encantado, La muñeca negra o Los dos ruiseñores. Y qué decir del poema Los zapaticos de rosa. Son legados que recibimos desde pequeños y que nos sirven para toda la vida.

Al decir del doctor Salvador José Arias García, especialista del Centro de Estudios Martianos, la perennidad de este libro —que ocupa un lugar prominente en las letras cubanas— está dada en primer lugar porque “Martí quiso hacer esta obra para el futuro; él pensaba, en su proyecto cultural y revolucionario, que hablar a los niños, convencerles, transmitirles ideas iba a garantizar el porvenir. Pues muchos de los temas que trata poseen una vigencia tremenda”.

Todos los que quieran ser hombres buenos, deben leerlo; y los que tenemos la responsabilidad de educar, el deber de explicarlo, solo así haremos de La Edad de Oro el mejor amigo, y de sus páginas la guía para hacernos hombres y mujeres de bien, porque no solo fue un proyecto para niños, sino para hombres de futuro.

(Fuente: Granma)

En vísperas del 119 aniversario de la muerte del Apóstol: ¿José Martí sirve para todo?

Por Luis Toledo Sande

Cuando en un coloquio sobre José Martí un ponente sostuvo que el discurso conocido como «Con todos, y para el bien de todos» es acaso el más excluyente de los pronunciados por el héroe, hubo quien puso el grito en el cielo. ¡Cómo decir semejante cosa de un texto signado por la voluntad unitaria que le da conclusión y título!

La reacción que suscitó aquel ponente se explica, en gran medida, por la tendencia que, no ajena a su grandeza —volcada en su pensamiento y en sus textos—, han generado frases como esa, según la cual “Martí sirve para todo”. Pero no, no sirve para todo, sino para lo que sirve, para lo que está inconfundiblemente plasmado, ideas mediante y calzado con actos, en su palabra.
untitledDe modo consciente o inconsciente, la refutación aludida se emparienta con gestos de personas y tendencias no solo variopintas, sino diametralmente opuestas. Lo son muchas de las que han afirmado sentirse representadas en el autor, para quien parece destinado el neologismo con que él mismo tituló uno de sus poemas: “Homagno”, hombre magno.

Nada sugiere que fuera dolosa la intención de Marco Pitchon en José Martí y la comprensión humana (La Habana, 1957), curioso libro que el sabio Fernando Ortiz prologó con un texto ahondador: “La fama póstuma de José Martí”. Por las páginas del volumen desfilan lo humano y lo divino. En una muestra amplia y diversa, escritores y pensadores, políticos —no faltarán algunos innombrables— y dignidades religiosas declaran coincidentes las ideas de Martí y las suyas.

Motivos y evidencias sobran para saber que, a menudo, en la falsa identificación con Martí ha funcionado el oportunismo, incluso desfachatado. Desde otros ángulos, también se debe contar el deseo, hasta sano, de evadir reprobaciones como las que él lanzó contra determinadas conductas. Entre estas no escasean las de instituciones y representantes de religiones, señaladamente la católica, la más connotada o dominante en nuestra América.

Sobre todo en los Estados Unidos señaló otras que contribuían igualmente a profanar el cristianismo, los ideales de Jesús, con quien se identificó por ética, espiritualidad y sentido de justicia, aunque sin verlo como el hijo encarnado de Dios. La posición martiana —que para la unión de religiosos y no religiosos anticipó líneas del pensamiento revolucionario del siglo XX (y del XXI)— supo apreciarla un eminente estudioso de su obra, Cintio Vitier, patriota y católico honrado.

El costado religioso del tema se menciona aquí no para reavivar contiendas doctrinarias, sino porque trae a la memoria un hecho asociado a buenos propósitos. Se ubica en el afán de impugnar estrecheces de posiciones ateocráticas —a veces solo diferenciadas de las opuestas por una diminuta a—, y refutar modos equivocados de apreciar el matizado anticlericalismo de Martí, quien también tuvo una personal religiosidad.
Sigue leyendo

A 150 años del primer escrito literario de Martí

Leonor Pérez, madre de José MartíMuchos coinciden en que Caimito del Hanábana marcó el rumbo de la estrella que guiaría a Martí a lo largo de toda su vida, como independentista y cubano. Con apenas nueve años de edad viajó con su padre a ese sitio del sur de Matanzas, donde presenció el salvajismo del colonialismo, sustentado en su mano de obra esclava.

Allí escribió una carta a su madre, Leonor Pérez, el 23 de octubre de 1862, la cual se considera —al decir del Doctor Alfredo Lauzurica González, presidente de la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí en Matanzas— el primer documento literario escrito por el Apóstol, del que se tenga constancia histórica hasta el momento.

La presencia del Maestro en este lugar de Matanzas es histórica, reflexionó Lauzurica, porque él dejó constancia no solo del paisaje y la geografía del lugar, sino de las condiciones sociales en que vivían las personas con que contactó, y esto fue decisivo en su formación patriótica y revolucionaria.

El máster José Ramón González, de la junta provincial de la Sociedad Cultural José Martí, señaló que es una carta breve que asombra. “La carta es una joya, y tiene un gran valor porque le nació de muy adentro”.

Precisamente en Caimito del Hanábana se celebró ayer martes ese hecho histórico con la entrega del carné de la UJC a un grupo de jóvenes matanceros, se declamaron versos del Maestro y se dio lectura a la carta, mientras que la filial matancera de la Sociedad Cultural José Martí donó al Memorial Caimito del Hanábana el libro Relaciones de Martí con el pueblo de Colón, escrito por Jorge Martínez en 1956.

La rememoración incluyó un acto en el mismo escenario y en horas de la tarde se efectuó un evento científico-teórico sobre temáticas martianas, auspiciado por la Sociedad Cultural José Martí.

En Caimito del Hanábana Martí conoció a los esclavos Claudio Pozo, un negro muy inteligente, y a Tomás, a quien consideraba como su majestad Tomás, su amigo. Tres décadas después, inmerso en su obra histórica por la independencia, recordó en versos los sucesos crueles que presenció en su niñez en los campos matanceros.

CARTA DE MARTÍ A SU MADRE

A mi señora madre Dña. Leonor Pérez

Hanábana, Octubre 23 de 1862

Estimada mamá: Deseo antes de todo que Vd. esté buena lo mismo que las niñas, Joaquina, Luisa y mamá Joaquina. Papá recibió la carta de Vd. con fecha 21, pues el correo del sábado que era 18 no vino, y el martes fue cuando la recibió; el correo —según dice él— no pudo pasar por el río titulado “Sabanilla” que entorpece el paso para la “Nueva Bermeja” y lo mismo para aquí, papá no siente nada de la caída lo que tiene es una picazón que desde que se acuesta hasta que se levanta no le deja pegar los ojos, y ya hace tres noches que está así.

Ya todo mi cuidado se pone en cuidar mucho mi caballo y engordarlo como un puerco cebón, ahora lo estoy enseñando a caminar enfrenado para que marche bonito, todas las tardes lo monto y paseo en él, cada día cría más bríos. Todavía tengo otra cosa en que entretenerme y pasar el tiempo, la cosa que le digo es un “Gallo fino” que me ha regalado Dn. Lucas de Sotolongo, es muy bonito y papá lo cuida mucho, ahora papá anda buscando quien le corte la cresta y me lo arregle para pelearlo este año, y dice que es un gallo que vale más de dos onzas.

Tanto el río que cruza por la «finca» de Dn. Jaime como el de la “Sabanilla” por el cual tiene que pasar el correo, estaban el sábado sumamente crecidos, llegó el de acá a la cerca de Dn. Domingo, pero ya han bajado mucho.

Y no teniéndole otra cosa que decirle déle expresiones a mamá Joaquina, Joaquina y Luisa y las niñas y a Pilar déle un besito y Vd. reciba de su obediente hijo que le quiere con delirio José Martí.

(Fuente: CubaDebate. Con información de Juventud Rebelde)

Martí y María Mantilla: ¿qué dice la ciencia?

Por Yamil Díaz Gómez

“¿Para qué, sino para poner paz entre los hombres, han de ser los adelantos de la ciencia?” José Martí

¿Quién mejor que el doctor Ercilio Vento para llevar una vieja polémica, desde el terreno subjetivo de las especulaciones, hacia el terreno firme donde la ciencia abre paso a la verdad? Con su prestigio bien ganado como antropólogo, arqueólogo, médico legal y espeleólogo, el también escritor, narrador oral e historiador Ercilio Vento, muestra el mismo rigor al adentrarse en los secretos del subsuelo terrestre que al adentrarse en los subsuelos de la historia…

¿Fue María Mantilla hija biológica de José Martí?

Nadie mejor que él para ayudarnos a encontrar la respuesta. Claro que no porque sea políglota; no porque haya salvado y conservado veinte años en su hogar una momia (para sonrisa de los que no comprenden nada); no porque en su persona se junten una suma increíble de saberes, que no duda en partir con los demás a través de cientos de artículos, libros, documentales, programas de televisión…; no por tantos aportes indudables suyos en los terrenos de la arqueología, la criminalística, la antropología, la espeleología, en honor de los cuales medio mundo ha abierto para él las aulas y las publicaciones, y en su hermosa Matanzas lo nombraron Historiador de la Ciudad; no porque luzca su vida innumerables premios, nombramientos y medallas; no por sus muchos aportes al conocimiento de la prehistoria de Cuba, sino por haber desarrollado y aplicado con éxito la utilísima Prueba Morfológica y Antropométrica.

Lo supe un día, gracias a la televisión: en procesos legales donde se disputaban conflictos paterno-filiales, se había utilizado ese instrumento científico desarrollado por Ercilio. «¿Y si ese método se pudiese aplicar a José Martí y María Mantilla?», pensé. «Desde hace años he estudiado ese caso», confesó.

Entonces, un montón de fotos —la mayoría procedente de los archivos de Nydia Sarabia— viajaron de Santa Clara a Matanzas. Y, en intensas jornadas, el apasionado científico buscó en los ojos, en las manos, en los labios, en la frente de ambos la solución a ese viejo y discutido dilema. Luego de comparar 66 caracteres antropométricos en Martí y en María, estos mostraron un ¡74, 3 %! de compatibilidad…

Diagrama de los rasgos coincidentes del rostro entre José Martí y María Mantilla por el doctor Ercilio Vento

Sigue leyendo

Por qué Martí autor intelectual del Moncada

Por Marta Rojas

Fidel, detenido luego del asalto al Moncada.

Bastaría una sola frase de Fidel Castro en los días del Moncada, pronunciada por él enfáticamente en el alegato de autodefensa de los hechos del 26 de julio de 1953, conocido como La Historia me absolverá, para respondernos la pregunta de por qué el Jefe de la Revolución dijo que José Martí era el único autor intelectual del asalto al Moncada.

La frase a la cual hago referencia es aquella que dice: «Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos».

Fue porque Fidel y sus compañeros integrantes de la generación del centenario habían bebido en la fuente del pensamiento de José Martí, conocían sus textos y se afiliaron a las concepciones de su apostolado independentista, que pudieron ver más lejos que los demás de su época, y no solo ver, sino actuar en forma consecuente, frente a la situación provocada por el golpe militar del 10 de marzo, antecedida de un período de corrupción política y administrativa de los gobiernos anteriores a la asonada militar conocida como madrugonazo por ampararse en la oscuridad de la noche para darle el tiro de gracia al régimen institucional del presidente Carlos Prío Socarrás.

Quienquiera que lea La Historia me absolverá y antes el interrogatorio de los jueces a Fidel, durante el juicio, observará cuántas veces está mencionado Martí, el Maestro, el Apóstol, no como un recurso oratorio, sino conceptualmente a modo de ejemplo sobre el papel que desempeñó su doctrina en la formación del pensamiento revolucionario de los que en su nombre limpiaron el honor de la patria.

Dice Fidel en su alegato: «Para dar a entender que estaba resuelto a luchar solo contra tanta bajeza, añadí a mi escrito aquel pensamiento del Maestro: Un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército». Hoy podríamos decir que la resistencia de la Revolución por su justeza, frente a un mundo unipolar, podrá más que ese poder absoluto que nos yugula.

No hay otra razón para pensar el porqué se le prohibieron a Fidel en la cárcel de Boniato los libros de José Martí. De ello él dice: «Parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos».

La entrega en bien de la nación, el sacrificio de intereses personales propios de la juventud e incluso el sacrificio de sus vidas en los heroicos combatientes del Moncada y Bayamo; y la postura enhiesta de los sobrevivientes que supieron, además de defender las ideas por las cuales lucharon, denunciar los crímenes cometidos con otros compañeros en su presencia o de los cuales tuvieron conocimiento en Santiago de Cuba en los días del Moncada, tiene respuesta en el pensamiento martiano de: «…el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber, y ese es el mismo hombre práctico cuyo sueño de hoy será la ley de mañana».

Otros ejemplos de Martí pondría Fidel en su pronunciamiento y en un punto de su exposición dirá: «Que hable por mí el Apóstol». Es que el Apóstol había dejado sentado que «los cuerpos de los mártires son el altar más hermoso de la honra» y no se les puede defraudar.
Sigue leyendo

Patria, el legado martiano para los periodistas cubanos

Por Rosa María García Vargas

Periódico PatriaCorre el año 1892 y José Martí  se dedica a organizar la Guerra necesaria. El 5 de enero de ese año, en reunión de presidentes de las distintas agrupaciones patrióticas, redacta las Bases y Estatutos secretos del   Partido Revolucionario Cubano.

Apenas dos meses después, el 14 de marzo, aparece el periódico Patria, fundado y dirigido por él, con la ayuda inapreciable de cubanos y puertorriqueños exiliados y fieles a la causa de la independencia de Cuba.

Nace Patria con el objetivo de difundir las ideas de emancipación de la pequeña Isla y unir voluntades entre agrupaciones y todos los hombres útiles que se sintieran capaces hasta del sacrificio para lograr la ansiada libertad.

“Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad nace este periódico”, explica Martí en el editorial titulado «Nuestras ideas» que aparece en el primer número. Además redacta el artículo de fondo, los sueltos que enunciaban el programa a seguir, asimismo publica las Bases del Partido Revolucionario Cubano.

Sabido es que fue Martí un escritor fecundo, que dejó una exorbitante papelería casi imposible de leer en su totalidad sin dedicarle años a esa tarea. Pero, también es evidente que prefirió el llamado Apóstol de la independencia de Cuba dejar la pluma a un lado y tomar el camino de la guerra en la manigua redentora.

Sin embargo, su necesidad expresiva lo obliga a escribir sobre todo lo que ve y siente. Así había sido en su largo peregrinar por países de Europa y de América, y ahora en las páginas de Patria explica el porqué de la guerra, aun cuando él mismo odia la violencia.

Sigue leyendo