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Que sean libros o tablets, pero que no muera la lectura

Por Elizabeth López Corzo

“Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una”
George R. R. Martin

cb770a90cc1124d8b451060d739a1b02_XL¿Hace cuánto no tomas un libro en tus manos? ¿Hace cuánto tiempo que no lees, que no recorres las páginas de un buen libro con la misma pasión de años atrás? ¿Desde cuándo pasaste a segundo plano la lectura para ocuparte del trabajo, la casa y los mandados? ¿Hace cuánto que no lloras o ríes mientras lees, que no te emocionas al rozar con tus dedos la letra impresa; al sentir el olor de la tinta y del papel viejo o nuevo; al doblar las páginas y marcar tus párrafos favoritos aunque otros digan que es de mal gusto? ¿Hace cuánto?

El 31 de marzo es el Día del Libro Cubano. Se toma esta fecha porque fue cuando se creó la Imprenta Nacional, lo cual constituyó una de las primeras medidas sobre cultura que asumió la Revolución. El primer libro publicado fue El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Desde entonces la promoción de la lectura ha sido una prioridad para el Estado Cubano.

A mí no me gusta que pasen días sin leer. Bueno, por mi oficio es imposible que pase un día sin leer algo, pero me refiero a recorrer las páginas de un libro. La vida de nosotros los adultos se nos vuelve tan agitada –y nosotros lo permitimos– que muchas veces transcurren semanas sin que tomemos un libro o una revista en las manos. “Es que tengo tantas cosas por hacer”, me digo a mí misma para justificarme.

Pero todo es cuestión de establecer jerarquías, entre esas tantas cosas necesariamente hay que incluir la actividad de la lectura, aunque sea para irnos ya a la cama y rendirnos en la tercera hoja de lo que sea que leamos, pero hay que leer. Mis padres y mis libros han sido mis maestros. Recuerdo que tuve libros de todos tipos, me encantaban unos que formaban castillos al abrirlos. No sé por qué ya nunca veo de esos en las librerías.

Desde que era una jovencita he coleccionado libros infantiles para cuando tenga hijos. Guardo los que fueron míos y otros que compro en las ferias. Algunos me llaman exagerada. “Oye, cuando tengas hijos ya esos libros no se usan, habrá otros o quizás ya todo sea digital”. Pero yo hago caso omiso. Los libros nunca pasan de moda.

A mí me gustaba ponerle a los libros una hoja de olivo del árbol que estaba en la casa de mis padres, ese era mi marcador de adolescente. Con los años he vuelto a buscar libros que me hechizaron de joven y mayor ha sido la fascinación al encontrar estas ramitas secas entre las páginas, era como volver a vivir las experiencias de esa época.

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¿Qué es para usted un libro?

Por Félix Pita Rodríguez
Ilustración: Amilkar

El libro, ilustración de AmilkarEs algo más. Es una puerta y una mochila. Un mirador y ese rincón recoleto del jardín, en el que nos sentamos para encontrar todo lo que no está, o lo que pasó, o lo que está lejos, o lo que tenemos ganas de que estuviera y nunca estuvo. Es la pequeña plaza de aquella ciudad visitada por primera vez, y que, sin embargo, nos resultó extrañamente conocida y familiar y que nos sobrecogió, porque no siendo posible, era. Y es aquel camino que comenzaba donde se nos estaba muriendo la infancia, y que tomaba forma de mujer, y nada nos podía resultar más inquietador que imaginar lo que podía estar al otro lado de aquel camino, y nada también más acuciante y llamador.

Es eso, y es la mancha de humedad en la pared, por la que de pronto asoma Nostradamus su gran nariz de husmeador de tiempos por venir, y luego se va sin que sepamos por qué ni por dónde, y quién le monta el relevo a su guardia glacial. Es la reina Nefertite, a la que estamos amando desde hace tantos siglos. Y luego Nefertite se funde en algo que no podemos identificar, y nos quedamos tan plácidamente solos, que si llegara el genio y nos preguntara: ¿qué quiere?, le diríamos alegremente: “Nada”.

Es eso y es siempre algo más, por ejemplo, es a veces esa puertecita singular que tiene en su lugar más visible estas palabras: “Salida de emergencia”. Y la abrimos y la trasponemos, y todo queda, lejos, allá abajo, en alguna parte. Y puede ser esa brisa tan suave que nos llega en ondas casi musicales, y nos acaricia con las manos de esa muchacha que inventamos un día y ya nos persigue para siempre. Y puede ser también. Y puede ser también esa caja de colores que nada nos obliga a utilizar así o de la otra manera, con la que componemos un paisaje que luego no sabemos dónde ubicar, porque nos damos cuenta de que no es de ninguna parte, conocida o no. Y es también la llave que perdió a Barba Azul. Y es posible que no sea la Bella Durmiente del bosque, bien puede ocurrir que sea el sueño que ella estaba soñando cuando el príncipe la despertó con un beso, y que después ella se lo reprochó a menudo, pues las cosas, dijo, eran más hermosas antes. Pero también puede ser lo contrario, porque todo fue más hermoso después.

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Humor

Amor por la lectura

A punto de iniciar fiesta cubana del libro y la lectura

Por Félix Bolaños

Feria del LibroAlgo más de quinientos títulos y cuatro millones y medio de ejemplares de las más importantes editoriales cubanas estarán a disposición de los lectores en la ya cercana 20ª Feria Internacional del Libro (FIL), Cuba 2011, según fue anunciado en conferencia realizada en ayer en el Centro Internacional de Prensa, presidida por Fernando Rojas, viceministro de Cultura, y Zuleica Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro (ICL).

Se encontraban presentes representantes diplomáticos de las naciones que son miembros plenos del ALBA, así como los autores a quienes se dedica esta edición de la Feria: Fernando Martínez Heredia, Premio Nacional de Ciencias Sociales 2006, y Jaime Sarusky, Premio Nacional de Literatura 2004.

La FIL se desarrollará del 10 al 20 de febrero en Ciudad de La Habana, y hasta el 6 de marzo en todas las capitales provinciales. Será inaugurada en su sede central de San Carlos de la Cabaña el jueves 10, y la entrada de público a partir del viernes día 11.

Dania Nápoles, presidenta de la Cámara Cubana del Libro y directora general de la FIL, adelantó la participación de cuarenta y un países ya confirmados, que estarán representados por expositores y reconocidas personalidades de la cultura y las artes en general, entre las que destacan la guatemalteca y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, la narradora venezolana Sol Linares, la dramaturga austriaca Ingeborg María Ortner, el sociólogo y crítico mexicano Pablo González Casanova, el poeta ecuatoriano Horacio Hidrovo, el ensayista jamaicano Keith Ellis, el periodista e investigador español Pascual Serrano, el escritor y teólogo brasileño Frei Betto y el escritor italiano Carlo Frabetti. Asimismo se espera la asistencia de los ministros de Cultura de los países del ALBA.

El programa literario —según informó su coordinador, el poeta y director del Centro Cultural Dulce María Loynaz (CCDML), Edel Morales— se amplía y desborda los muros de su espacio habitual en La Cabaña, hacia nuevas sedes ubicadas en el vedado capitalino, que servirán para las acciones del programa académico y profesional,  como la Casa de las Américas, el Centro de Estudios Martianos, la Biblioteca Nacional José Martí y el propio CCDML, entre otras.

En La Cabaña se mantienen las presentaciones literarias, los coloquios de autores, las lecturas en la red, los espectáculos infantiles, las presentaciones artísticas y la entrega de premios, como los nacionales de Literatura, Ciencias Sociales, Edición y Diseño del Libro, entre otros que acompañan siempre la FIL, como el Nacional de Historia, Calendario, Pensar a Contracorriente y ALBA Narrativa.

Sobresalen entre las acciones que tendrán lugar en los espacios externos: el Encuentro de Bibliotecarios, que contará con la presencia de Horacio González, director de la Biblioteca Nacional de Argentina; el Encuentro de Editores; el Foro de Editoriales Alternativas, con la asistencia de editores cubanos y de distintos países latinoamericanos; el Taller de Periodismo Digital, que abordará los desafíos actuales de la prensa que se realiza en este soporte; el Coloquio de Historiadores, que tendrá como temas fundamentales: el Bicentenario de la Primera Independencia de América Latina y el Caribe, los 50 años de la Campaña de Alfabetización, la declaración del carácter socialista de la Revolución Cubana y de la Victoria de Playa Girón, y la evolución de la familia cubana desde el punto de vista histórico. También se desarrollaran diversos paneles dedicados al ALBA, a las ciencias, y a José Martí y su relación con la naturaleza, y el Encuentro de Jóvenes Escritores de América Latina y el Caribe, que cuenta con delegados de varios estados de esta zona geográfica.

Lo que distingue a este evento, señaló Edel, a diferencia de otros en el mundo, es que está dirigido esencialmente al lector, donde lo principal es que pueda encontrar, incluso a precios asequibles, diversas ofertas de libros, así como dialogar con los autores, tanto del patio como con los extranjeros que nos visitan; por lo que adquiere un sentido de fiesta de la lectura y diálogo cultural.

La Feria, al decir de la presidenta del ICL, es posible gracias al respaldo gubernamental y al esfuerzo del país en términos económicos y financieros, que se expresan en la significativa y diversa producción de textos para la población, lo que es realmente una proeza, por las condiciones tan duras que atraviesa y en medio de las cuales se sigue desarrollando.

(Fuente: http://www.cubaliteraria.cu)

Pan de Haller

Por Osviel Castro MedelEl hábito de lectura. Caricatura de Martirena con motivo de la XVIII Feria del Libro

Un humorista cubano a menudo cuenta la anécdota, rayana con lo increíble. Vio en cierto establecimiento un cartel en el que se anunciaba Pan de Haller y, espoleado por la curiosidad, decidió comprar aquel comestible, originario de un lugar enigmático y desconocido.

Pero pronto comprendió que Haller no existía y que no se trataba, como pensó al principio, de un pan importado. Simplemente había chocado con un enorme gazapo ortográfico pues lo que en realidad se expendía era pan de ¡ayer!

Siempre que el artista, experto en cazar errores, relata el episodio provoca una cascada de sonrisas en el público. Sin embargo, el chiste —que para muchos puede figurar una exageración— nos lanza la necesaria piedra de la advertencia sobre un asunto que muy poco tiene de risible; y nos convoca al examen de métodos que van más allá de los pupitres.

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Argentinos y cubanos colaboran en plan de perfeccionamiento lexical

Proyecto encaminado a resolver dificultades relacionadas con la lectura y escritura de textos.

Especialistas argentinos y cubanos colaboran en un proyecto encaminado a resolver dificultades en el aprendizaje lexical relacionadas con la lectura y escritura de textos, trascendió en el XI Simposio Internacional de Comunicación Social,  que se celebra en Santiago de Cuba.

Las doctoras Mabel Giammatteo e Hilda Albano, del Instituto de Filología y Literatura Hispánicas de la Universidad de Buenos Aires, precisaron que desde 1999 se presentó esa iniciativa al Centro de Lingüística Aplicada (CLA), con sede en esa ciudad cubana, para intercambiar saberes y experiencias sobre el tema.

Como parte de ese acercamiento dieron a conocer a la institución cubana el libro con los fundamentos teóricos de esa investigación, dedicada a los docentes, y en la que se promueve la capacitación y actualización de los contenidos lingüísticos a la par del conocimiento del mundo.

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El hombre que lee diccionarios

Por Tom Geoghegan

Ammon Shea se pasó un año leyendo el diccionario de inglés Oxford —20 volúmenes, 21 370 páginas y 59 millones de palabras—, y considera que leer un diccionario es tan enriquecedor como leer una novela. ¿Por qué?

diccionariosPrepararse para hablar con un hombre que lee diccionarios para divertirse despierta un complejo de inseguridad por el propio vocabulario y temores de que cualquier palabra que él pronuncie sonará como una dolorosa condición médica.

Pero gracias al hecho de que Ammon Shea cree que las palabras largas no hacen más que obstaculizar las conversaciones, no hay necesidad de consultar ningún diccionario cuando explica su excéntrico hobby.

«No estoy en contra del uso de palabras largas, elaboradas o crípticas per se. Obviamente, las amo, pero me resisto a usarlas solo por usarlas».

«Uno usa las palabras como herramientas para comunicarse con personas y por eso no tiene sentido emplear, intencionalmente, una palabra que nadie más conoce», afirma Shea.

Shea, un ex empleado de una empresa de mudanzas de Nueva York, pasó 12 meses conquistando lo que él describe como el Everest de los diccionarios, el Oxford English Dictionary (OED), abriéndose camino entre los 20 volúmenes que pesan un total de 62,14 kilogramos.

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Leer, esa felicidad

Por María Dolores Ortiz

maría dolores ortizEn una ocasión el gran escritor argentino Jorge Luis Borges, al hablar a un grupo de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, les decía que la escritura tenía que producir una especie de felicidad.

Esa felicidad la he sentido también en mi ya larga vida, y algunas experiencias de mi infancia y juventud son las que quiero compartir hoy con quienes lean estas líneas.

Tal vez ese proceso empezó antes de que aprendiera a leer, cuando mi madre me enseñó algunos de los Versos sencillos de José Martí para que los recitara en una conmemoración patriótica en el kindergarten, lo que hice con tanta frecuencia que hasta la maestra se aburrió y me pidió que me aprendiera otros. Esto, que podría haber sido un desengaño, sirvió para aumentar mi deseo de ir a la escuela para aprender a leer, con lo que comenzó para mí esa aventura fascinante, enriquecedora e interminable de leer libros, lo que, como a Borges, me ha producido muchas horas de felicidad.

Con frecuencia me han preguntado —periodistas, alumnos— por qué me gusta leer, qué libros prefiero, cuántas horas dedico a la lectura. Quizá bastaría decir que leo todo cuanto puedo, lo nuevo, lo viejo, aunque hay libros y autores que me acompañan siempre.

Recuerdo ahora libros que en mi infancia holguinera me causaron y aún me causan incontables momentos de felicidad, la que deja profunda huella. Así está La Edad de Oro, Corazón, algunas obras de Mark Twain, los cuentos de hadas que alimentaban mi niñez, y tantos otros que llegaban a mis ávidas manos en obligados obsequios en festivales y como premios.

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Empleo de internet puede ayudar a mantener actividad cerebral

cerebroWashington (PL).— El empleo de internet puede ayudar a mantener la actividad cerebral en personas de edad madura y ancianos, según un estudio que difunde la revista American Journal of Geriatric Psychiatry.

Investigadores de la Universidad de California, en Los Ángeles, concluyeron que navegar por la red de redes estimula áreas del cerebro que controlan la toma de decisiones y los razonamientos complejos.

Los científicos conocen que los crucigramas o los rompecabezas ayudan a minimizar el impacto del envejecimiento, y el mismo efecto sobre la salud cerebral parece tener la búsqueda de información en internet.

«La búsqueda en internet conlleva actividad compleja del cerebro, lo que puede ayudar a ejercitarlo y a mejorar su función», indicó Gary Small, autor principal del estudio.

Su trabajo involucró a 24 personas de entre 55 y 76 años que son usuarios habituales de internet a los que sometió a un escáner cerebral, mientras navegaban o leían un libro.

El experto concluyó que ambas tareas estimularon áreas del cerebro relacionadas con la lectura, la memoria, el lenguaje y las actividades visuales.

Pero el empleo de Internet produjo además un estímulo adicional en zonas separadas que controlan la toma de decisiones y razonamientos complejos.

De la lectura a la escritura

Por Basilia Papastamatíu

Nací dentro de una familia de inmigrantes, como tal muy pragmática, que veía el quehacer cultural como una actividad ociosa y estéril, convicción común en los europeos que vinieron a las tierras de América deseosos de encontrar una seguridad económica y una paz que no existían en el entonces convulsionado Viejo Continente. Anhelaban por lo tanto que sus hijos e hijas hicieran carreras lucrativas y matrimonios convenientes. Esto podía ser bastante comprensible desde su perspectiva, pero no era lo que a mí me gustaba, por lo que terminé frustrando los anhelos familiares, fui la «oveja negra», y mucho más cuando a mis «extravagancias vocacionales» se unieron inclinaciones ideológicas de «izquierda».

 

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Por eso es eterna mi gratitud a quienes más debo el haber alcanzado la convicción y la fuerza para rechazar el para mí horrendo destino que me habían planificado: a los excelentes maestros y profesores que tuve en mi etapa estudiantil (y con que contaba entonces la enseñanza pública argentina, antes de ser gravemente deteriorada, años después, por la irrupción de feroces dictaduras, y gobiernos débiles o corruptos; ahora el país intenta recuperarla, aunque con grandes dificultades).

 

Fue ciertamente decisivo para mí haber tenido maestros que inculcaban el placer de la lectura, el gusto por la creatividad y por la cultura. Algunos tenían incluso la sensibilidad de detectar los talentos de sus alumnos y los inducían a desarrollarlos. Recuerdo muy en particular, ya en la secundaria, lo decisiva que fue para mí una excepcional profesora de castellano, Sara Crespo. En su curso, como en un juego delicioso, nos hacía interpretar el significado de las imágenes y metáforas de Platero y yo, desafío en el que yo me esforzaba y me lucía especialmente, deseosa de ganar el aprecio de esta profesora a la que yo tanto admiraba.


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