Para que podamos sondear la riqueza de sus obras, las editoriales cubanas han hecho una selección que resalta lo mejor de estas y sus creadores.
Por Jaisy Izquierdo
¿Cuándo lee la mariposa / lo que vuela escrito en sus alas? / ¿Qué letras conoce la abeja / para saber su itinerario?
Pablo Neruda
Quizá Chile, como la mariposa del poeta, no podrá detener su vuelo para regodearse en lo mucho que sus escritores han grabado en sus alas. Acaso porque la literatura se vuelve laboriosa abeja que produce las mieles incesantemente. Y a Chile nunca le han faltado los buenos poetas.
Dos premios Nobel de Literatura, en los versos de Gabriela Mistral y Pablo Neruda, bastarían para avalar la universalidad alcanzada por las letras chilenas. ¿Quién de niño no ha recitado «dame la mano y danzaremos, dame la mano y me amarás», y quién que ha estado enamorado no ha recurrido a 20 poemas de amor y una canción desesperada, haciendo suyos los versos más tristes y los astros que tiritan azules a lo lejos?
Vicente Huidobro es otro de los grandes de esa tierra, y sobresale por su vanguardismo a ultranza en tiempos de empedernida renovación. Fue padre del creacionismo, que concebía al autor como una especie de dios capaz de «hacer un poema como la naturaleza hace un árbol». Escribió además de poemarios como Altazor o el viaje en paracaídas, las novelas Mío Cid Campeador y Cagliostro, entre otras.
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