Por José Luis Méndez Méndez
En Miami, los batistianos de siempre se asocian para presentar a la oprobiosa dictadura de Fulgencio Batista, como una opción alternativa para incautos soñadores, que añoran retrotraer al pasado a la Cuba de hoy, unida y empeñada en labrar con tesón, esfuerzo y sacrificio un mundo mejor, como dijera Martí, con todos y para el bien de todos.
El terrorista protegido Luis Posada Carriles fue recibido con jolgorios y vítores en Miami, donde se organizaron festejos al criminal vencedor en El Paso. Este tiene asegurado un cargo de asesor en el flamante proyecto político de La Rosa Blanca, engendro batistiano que lleva adelante Lincoln Díaz-Balart Caballero, quien ante la inminente y segura derrota en las elecciones legislativas decidió tomar las esparcidas cenizas de esa organización terrorista, creada por su padre, un funcionario corrupto y malversador batistiano, en enero de 1959 y que tuvo un fugaz tránsito en la contrarrevolución cubana.

Ahora los batistianos recibirán, sin dudas, fondos federales norteamericanos destinados a la subversión contra Cuba, no faltarán además las contribuciones de contrarrevolucionarios que harán sus donativos como inversiones a riesgo en este proyecto destinado al fracaso.
El mañoso Díaz-Balart, que dejó su escaño en el Congreso de Estados Unidos, se dedica a revivir el grupo mafioso clandestino creado por su padre. Este cuenta con el apoyo ya garantizado de su ex colega Ileana Ros Lehtinen, para obtener fondos millonarios del presupuesto federal destinados a desestabilizar a Cuba.
El día 25 de mayo del 2010, Díaz-Balart encabezó una reunión secreta en la que se refundó La Rosa Blanca con la presencia de la mencionada Ros Lehtinen, hoy nada menos que jefa del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, y del recientemente elegido senador federal Marco Rubio.
Sus nexos no son nuevos, en la década de los noventa ambos entregaron, como símbolo, una bandera norteamericana al Director General de TV y Radio Martí durante la administración de William Clinton, por “su aporte a la lucha contra el gobierno cubano”. En 1994, Díaz-Balart se pronunció a favor del bloqueo naval a Cuba durante la llamada crisis de los balseros.
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