Por Gerardo Lissardy
Un hecho extraño ocurrió en estos tiempos de tecnología y redes sociales, mientras todos estaban pendientes del Mundial de Fútbol: un grupo de indígenas aislados entró en contacto con el resto de la humanidad, cerca de la frontera de Brasil con Perú.
Primero fueron dos miembros de una tribu que habita en la selva amazónica cerca del río Envira, totalmente ajena al mundo exterior, que se dejaron ver el 29 de junio.
Al día siguiente aparecieron tres, gritando, gesticulando, tocándose la barriga a la orilla del río frente a un equipo de la Fundación Nacional del Indio (Funai) brasileña acompañado por indígenas ashaninka.
Los tres jóvenes estaban desnudos, apenas con una suerte de cinto, y portaban arcos, flechas, machetes y una escopeta.
En un video del encuentro que fue divulgado esta semana puede verse a un ashaninka entregarles dos racimos de bananas a los indios aislados, que parecen desconfiar. Guardan una prudente distancia, pero aceptan el obsequio y comen la fruta. (Para ver video, visitar BBC Mundo)
En otra filmación se ve a dos de ellos llegar a una aldea de los ashaninkas y llevarse un hacha del lugar, mientras alguien detrás de cámara le gritaba una y otra vez: «¡No, no!».
También hay escenas de miembros de la Funai intentando sin éxito intercambiar objetos con los nuevos visitantes, que observan con aparente asombro y recelo a los hombres vestidos con ropa moderna.
Durante esos contactos los siete indígenas aislados contrajeron la gripe debido su falta de inmunidad y recibieron un tratamiento contra la enfermedad, que podría resultarles mortal, antes de volver a su pueblo aislado de entre 50 y 70 miembros, señaló la Funai.
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