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Los rostros de los científicos que viven en el lugar más inhóspito del planeta

¿Tienes alguna idea de cómo es vivir en uno de los lugares más inhóspitos del planeta?

Un contingente de científicos de varios países, personal militar y profesionales de diversas áreas, residen por temporadas en este: en la Antártica.

Como parte de las 68 misiones que convergen en el continente, sus residentes tienen que adaptarse a las inclemencias del territorio, incluyendo temperaturas que en ocasiones puede alcanzar mas de 80 grados bajo cero.

El fotógrafo británico Mark Chilvers y su compatriota, el periodista de viajes Jonathan Thompson, acaban de visitar la Antártica para conmemorar 100 años de la Expedición de la Resistencia o Endurance Expedition de Ernest Shackleton, el explorador angloirlandés que lideró varias expediciones a principios del siglo XX.

Chilvers y Thompson entrevistaron a varias personas que están trabajando allí en la actualidad y les preguntaron cómo es vivir en circunstancias tan excepcionales.

foto 1Maxime Ecrepont, oficial de navegación

«Mi trabajo es guiar los barcos que hacen expediciones desde Sudamérica hasta la Antártica».

«Es un desafío, porque estás navegando entre icebergs y, en cuestión de cinco minutos, puedes pasar de un mar en calma a sortear vientos de entre 160 y 260 kilómetros por hora».

«La vista y la vida silvestre son espectaculares, particularmente bajo el sol de medianoche».

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Salvemos el planeta

41828-fotografia-gPor Ali Akbar Aryan

Clamor contra EEUU por bloquear los acuerdos climáticos

La Administración de Barack Obama se perfila como el principal obstáculo en las negociaciones en el cónclave de Suráfrica. La UE aplaude la actitud de China.

El domingo, quemada ya la primera semana en la Cumbre del Clima de la ONU en Durban (Suráfrica), la presidenta del cónclave, Maite Nkoana-Mashabane, acudió a rezar a una iglesia presbiteriana de Umlazi, uno de los barrios reservados para los negros hasta el final del apartheid. Ante los feligreses congregados en el templo, la líder de las negociaciones manifestó: «Con vuestras oraciones, podemos conseguir un resultado creíble, justo y equilibrado».

Es solo una anécdota, pero refleja a la perfección cómo están los ánimos en Durban, donde 15 000 delegados de 195 países hacen malabarismos diplomáticos desde el 28 de noviembre para intentar atajar el calentamiento global del planeta. En el lenguaje de Nkoana-Mashabane, hace falta un milagro. Y las fuerzas de Satanás en toda esta historia son los negociadores de EEUU, como denunciaron ayer las principales organizaciones ecologistas del planeta, con millones de socios a sus espaldas.

«EEUU es el único país que está bloqueando todos los frentes de la negociación: la financiación, la forma legal del acuerdo y la reducción de emisiones de CO2», explica la española Aída Vila, portavoz de Greenpeace en Durban. En 2009, en la cumbre de Copenhague, los países industrializados prometieron crear un fondo para los países en desarrollo que llegaría a los 100 000 millones de dólares al año en 2020. Todavía no se sabe de dónde va a salir el dinero. Y en la primera semana en Durban, los negociadores tuvieron que pasar de puntillas por el cheque climático a causa del bloqueo de EEUU.

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¿Quién cocinó al planeta?

st1\:*{behavior:url(#ieooui) } Por Paul Krugman (*)

Tierra en llamasNunca hay que decir que los dioses no tienen sentido del humor. Apuesto a que todavía se están riendo en el Olimpo por la decisión de hacer la primera mitad del 2010, el año en que murió toda esperanza de una acción para limitar el cambio climático, la más caliente en los registros.

Claro, no se pueden inferir tendencias en las temperaturas mundiales por la experiencia de un año. Sin embargo, ignorar ese hecho ha sido desde hace mucho uno de los trucos favoritos de quienes niegan el cambio climático: señalan un año inusualmente caliente en el pasado y dicen: «¡Miren, el planeta se ha estado enfriando, no calentándose, desde 1998!» En realidad, fue el 2005 y no 1998 el año más caliente hasta la fecha; pero el punto es que las temperaturas que rompen récords que estamos experimentando actualmente han hecho que un argumento tonto sea aún más disparatado, y en este momento no funciona ni siquiera en sus propios términos.

Sin embargo, ¿acaso alguno de los negadores dice: «Está bien, creo que me equivoqué», y apoya la acción climática? No. Y el planeta seguirá cocinándose.

Hablemos primero sobre lo que no provocó el fracaso, porque ha habido muchos intentos por culpar a las personas equivocadas.

Antes que nada, no actuamos debido a dudas legítimas sobre la ciencia. Sin embargo, cada evidencia válida —promedio de las temperaturas a largo plazo que suavizan las fluctuaciones año con año, el volumen del mar congelado en el Ártico, el derretimiento de los glaciares, la relación entre altas récord y bajas récord— apunta a un aumento continuo, y posiblemente bastante acelerado, en las temperaturas mundiales.

La evidencia tampoco está contaminada con un mal comportamiento científico. Es probable que hayan escuchado sobre las acusaciones contra investigadores del clima: alegatos de datos inventados, el presuntamente condenatorio correo electrónico del ‘Climagate’, y así sucesivamente. De lo que es posible que no se hayan enterado, porque ha recibido mucha menos publicidad, es que cada uno de estos presuntos escándalos se desenmascaró al final como un fraude tramado por los oponentes a la acción climática, que después muchos introdujeron en los medios informativos. ¿No creen que cosas semejantes puedan suceder?

¿Las inquietudes razonables acerca del impacto económico de la legislación sobre el clima bloquearon la acción? No es tampoco la causa. Siempre ha sido chistoso, en una especie de forma de humor negro, observar a los conservadores, que alaban el poder ilimitado y la flexibilidad de los mercados, dar un giro de 180 grados e insistir que la economía se colapsaría si le pusiéramos un precio al carbono. Todas las estimaciones serias indican que podríamos introducir paulatinamente límites a la emisión de gases invernadero con un impacto reducido sobre el índice de crecimiento de la economía.

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A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente

El 15 de diciembre de 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 5 de junio como «Día Mundial del Medio Ambiente», con miras a hacer más profunda la conciencia universal sobre la necesidad de proteger y mejorar el medio ambiente. 

El camino del desarrollo sin límites ni previsiones que ha decidido recorrer la sociedad humana, ha hecho que la relación con el medio ambiente se haya desgastado hasta fracturarse. Hoy el hombre tiene una batalla de dimensiones globales contra el Planeta en el que habita.

Día Mundial del Medio Ambiente

Lo ataca por aire, tierra y agua con cientos de millones de pequeñas armas, como los motores a combustión, los acondicionadores de aire, los refrigeradores, toneladas de basura no biodegradable, y también con armas de gran impacto como las chimeneas de las fábricas, las bombas de todo tipo que estallan por miles cada día, grandes maquinarias que destruyen rápidamente bosques enteros, agrotóxicos, grandes represas, minería a cielo abierto y otros miles de ejemplos.

La Tierra sufre, hemos abierto sus venas y se desangra, hemos amputado las tres cuartas partes de sus pulmones y respira con gran dificultad, la hemos cubierto con una capa de gases que no le permiten deshacerse de elementos nocivos y se está intoxicando.

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Reconocen apoyo de Cuba al programa Planeta Tierra

Eduardo de Mulder, secretario ejecutivo de la Comisión Internacional del Planeta Tierra, reconoció el apoyo cubano a las actividades de esa organización, iniciadas en el 2007 y que se extienden hasta finales del presente año.

En conferencia impartida en la apertura de la III Convención Cubana de Ciencias de la Tierra, en La Habana, De Mulder recordó que el país caribeño acogió esa iniciativa desde su convocatoria por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

El objetivo del movimiento es llamar la atención mundial hacia la importancia de la difusión y las prácticas de las ciencias de la Tierra, con miras a la sobrevivencia del planeta y las poblaciones que lo habitan.

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¡El mundo me da vueltas!

La TierraRecordemos que en la medianoche del 31 de diciembre de 2008 hubo que esperar un segundo más para celebrar el primer instante del año actual y que el Tiempo Universal Coordinado adecuara la hora a la realidad.

Todo esto, ocasionado por la fluctuante velocidad de la Tierra.

Sucede que como el resto de los planetas, el nuestro vino girando vertiginosamente y está comprobado que hace cuatro mil 500 millones de años, rotaba a seis mil 400 kilómetros por hora y el día apenas duraba seis horas.

La velocidad de la Tierra nunca ha sido constante y hoy rota a mil 600 kilómetros por hora en el ecuador.

Una de las causas principales de esta desaceleración son las mareas, aunque también influyen las corrientes oceánicas, los movimientos de grandes masas de aire en la atmósfera y la contención de enormes masas de agua en gigantescas presas.


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Africalgia

Por José Alejandro Rodríguez

africa.jpgÁfrica duele por su inmenso hematoma de miseria e inanición, aun con las doradas praderas y la lenta gracia de sus elefantes, reductos ya de un paraíso expoliado por la modernidad usurera. Y esa pena remite a un sufrimiento fósil. Pero África, la gran perdedora en la ruleta de la Historia humana, ahora trae consuelo y abrigo a la propia civilización, con su verde reservorio.

El desagravio llega de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), quien acaba de propalar a todos los vientos, bajo la llama del calentamiento global que no perdona a nadie, una noticia sardónica: África, la víctima de todas las transgresiones y violencias, es el noble deshollinador de la suciedad acumulada en nombre del ambiguo «desarrollo»: El inmenso continente de tanto sufrimiento, es el factor compensatorio que equilibra las nefastas consecuencias del cambio climático, con una simple ecuación ya olvidada en los polos de riqueza: sencillamente captura más dióxido de carbono en sus vastas reservas forestales y sabanas, del que emite a la atmósfera. Y por ello contribuye a reducir los gases de efecto invernadero.

Habría que aplaudir a África si no fuera porque ese saneamiento del planeta es el corolario de su ancestral pobreza, el desfase con respecto a la ordalía industrial y tecnológica sin miramientos y prevenciones, que infecta la sociedad moderna irreversiblemente, hasta conducirnos a presagios lunáticos de algún día tener que abandonar esta magullada esfera llamada Tierra.

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