La historia y valores de esta manifestación de la cultura popular pueden ser apreciados en el Museo de las Parrandas.
Por Jesús Risquet Bueno
Una de las festividades tradicionales más conocidas de la Isla son las famosas parrandas de Remedios, que con el tiempo serían acogidas por otras localidades cercanas también.
Su origen se remonta a casi dos siglos, cuando el párroco Francisco Virgel de Quiñones, conocido popularmente como Padre Francisquito, quien oficiaba en la Iglesia de la Villa de San Juan de los Remedios, comenzó a sentirse preocupado por la creciente ausencia de los feligreses de su iglesia a las misas de aguinaldo, que eran celebradas durante las madrugadas comprendidas desde el 16 hasta el 24 de diciembre.
Fue entonces cuando se le ocurrió organizar a un grupo de muchachos del pueblo para que salieran por las calles y formaran una gran algarabía con pitos, matracas, fotutos y latas para despertar a los vecinos, de manera que no les quedara otra alternativa u opción que la de levantarse definitivamente de sus camas para acudir al llamado de la iglesia.
Esta peculiar idea terminó siendo acogida con agrado por los pobladores, que comenzaron a disfrutarla. Así nacieron estas festividades, consideradas las más atrayentes del país. De manera que aproximadamente por el año 1820, las parrandas fueron aumentando su intensidad y propósito e involucraban a toda la población de la Villa, y ya en el año 1871 adoptaron la estructura que conocemos y se mantiene en nuestros días.