Por Juan Gelman

Miembros del Cibercomando de EE.UU., equipo especializado en misiones de guerra cibernética. Miembros del Cibercomando de EE.UU., equipo especializado en misiones de guerra cibernética.
Una reciente investigación del Anti-Phi-shing Working Group revela que el número de dominios, falsos o reales, dedicados al espionaje cibernético, así como el de sus ataques, se incrementa en todo el mundo.
Hay gobiernos que trinan y no precisamente con dulzura. Japón sufre ciberataques varios: la Cámara de Diputados y aun algunas embajadas en el exterior han recibido e-mails con virus que infiltraron el Ministerio de Relaciones Exteriores. El Ministerio de Industria y Comercio fue espiado (www.wsj.com, 27-10-11). La policía investiga, pero Tokio está preocupado por la vulnerabilidad de sus sistemas cibernéticos. También Israel.
El domingo 6, los dominios de Internet del Shin Bet, el Mossad y de los Ministerios del Interior y Salud Pública fueron inaccesibles para quien quisiera “visitarlos”. Dos días antes, el grupo Anonymous había amenazado con hackearlos porque la marina israelí interceptó dos naves portadoras de ayuda para Gaza (www.jpost.com, 6-11-11). La voz de un video que el grupo subió a YouTube acusó a Israel de “piratería en alta mar” y señaló que “no había otra alternativa” que atacar si el gobierno israelí mantenía el cerco de Gaza. El verbo “atacar” suele formar parte del glosario bélico. En este caso, sin bombardeos, cañonazos o invasiones terrestres.
El desasosiego es mayor y más explícito en Gran Bretaña y EE.UU. “El volumen de los delitos y ataques por e-mail al gobierno y a la industria sigue siendo perturbador”, señaló Iain Lobban, director de la oficina de espionaje de las comunicaciones del Foreign Office.
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