Por Tony Pinelli
Esta mujer maravillosa nació en Jovellanos, Matanzas, el 16 de marzo de 1929, pero pronto su familia se trasladó para Santiago de Cuba y con solo 16 años debutó en el programa Atalaya Campesina, de la Cadena Oriental de Radio, junto a Reutilio Domínguez, su compañero artístico y sentimental. En 1948, Ñico Saquito, que ya había tenido notable éxito con sus composiciones, les consigue que vengan a La Habana, pues “Celina y Reutilio” era el nombre de un dúo que ya sonaba y prometía. Se presentaron en Radio Cadena Suaritos y posteriormente en RHC Cadena Azul, según me contó Celina una tarde memorable en su casa, cuando estábamos preparando el disco Celina, 50 Años como una Reina, en el que tuve el honor de participar.
Esa tarde me contó también, a pesar de mi incredulidad, pero total respeto y reverencia a su persona, que cuando vino se le había aparecido Santa Bárbara en sueños y ella le pidió que la ayudara a llegar a La Habana, pues sabía que el triunfo estaba en la capital. La virgen le dijo que la iba a ayudar y ella le prometió que si la ayudaba a llegar a La Habana, le hacía una canción para contribuir a su grandeza. Por eso, la gestión de Ñico Saquito significó para ella la seguridad de que triunfarían en la capital y el dúo fue muy bien acogido, pero pasaban los días y no llegaba la confirmación de un contrato.
Ya casi perdidas las esperanzas, Celina no renunciaba a la idea, y —según contaba— Santa Bárbara se le apareció de nuevo y ella, con la confianza propia de madre e hija, le reclamó: “Mamá, tú me dijiste que nos quedábamos a trabajar en La Habana”.