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¿Cuál es el origen del nombre de cada país de América Latina?

Algunos surgen de los nombres de sus pueblos originarios, otros fueron rebautizados tras la llegada de los españoles y portugueses, y otros tantos recuerdan a aquellos que lucharon por la independencia de la región.

ARGENTINA

Buenos Aires se formó a orillas del Río de la Plata, que luego dio origen al nombre de Argentina.

Buenos Aires se formó a orillas del Río de la Plata, que luego dio origen al nombre de Argentina.

El nombre del país significa plata y proviene de la palabra del latín «argentum» y la española «argénteo».

«Por el año 1554, aparece por primera vez en una pieza cartográfica la denominación de Terra Argentea», explica el Ministerio de Defensa de Argentina en su página web.

Y es que el país toma el nombre de su ubicación geográfica a orillas del Río de la Plata, famoso entre los exploradores del siglo XVI como vía de tránsito en el Virreinato del Perú.

BELICE

Una teoría sostiene que el país toma el nombre del río Belice que se encuentra en ese territorio y que derivaría de la palabra maya Balis, que significa «fangoso» o «regado».

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La revolución árabe y la ortografía española

Por Ricardo Soca

árabesEn momentos en que un huracán de rebeliones está sacudiendo las dictaduras árabes, vemos que los topónimos empleados por la prensa en español contienen numerosas discrepancias, algunas de las cuales se han originado en transcripciones del inglés.

Es el caso del Reino de Baréin (tal la última grafía recomendada por la Academia Española en su Ortografía de 2010), aunque en el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), publicado hace apenas cuatro años, la Academia y sus asociadas preferían Bahréin, un calco ortográfico del inglés, con el aditamento de una tilde.

En realidad, la pronunciación de ese nombre podría sugerir para el castellano Bajréin, puesto que la h se pronuncia en inglés, retomando un fonema que también existe en lengua árabe.

Con la ortografía de Yemen parecería no haber diferencias en español, aunque el DPD sugiere el uso con artículo: el Yemen y República del Yemen. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el gentilicio: el mismo DPD recomienda yemení, vocablo de uso casi exclusivamente peninsular, y desconoce yemenita, más empleado por la prensa hispanoamericana.

El lugar donde se iniciaron los disturbios es Túnez, un nombre que no presenta dificultades en español, aunque vale la pena recordar la característica de tratarse de un país denominado por su gentilicio (República Tunecina), tal como ocurre con Francia y Argentina, entre muchos otros países.

Aunque por el momento no hay revueltas en la República Árabe Saharaui Democrática, es preciso recordar que la h se puede pronunciar aspirada, como en árabe, o mantenerse muda, como es normal en español. Además, la región del desierto del norte del África puede llamarse tanto Sahara como Sáhara. En el último caso, la h debe ser aspirada, por tratarse de un calco de la pronunciación árabe.

La capital de Egipto, donde acaba de caer el dictador Hosni Mubárak, se sigue llamando El Cairo, pero es preciso no olvidar que es obligatorio el artículo masculino con mayúscula inicial, puesto que forma parte del nombre de la ciudad.

Recordemos también que Qatar, el país donde se lanzó en 2001 la Ronda de Doha, desde la nueva Ortografía ha cambiado de nombre: ahora se llama Catar, y sus habitantes son en español cataríes, aunque ellos probablemente no lo sepan.

(Fuente: elcastellano.org)

La corrección de textos en los periódicos

Por Magí Camps Martín*

correción de textosLos rotativos son, por definición, imperfectos. La lucha contra el reloj moldea el trabajo periodístico en un medio de comunicación impreso de publicación diaria. El objetivo deseado es pretender la excelencia lingüística en todos sus textos, pero la dura realidad pone cada día las cosas en su sitio. Para afrontar la revisión gramatical y la edición de estilo de un periódico es necesario tener los pies en el suelo y tomar conciencia de la magnitud del reto.

En términos de producción hay que encontrar el justo equilibrio entre el número de personas destinadas a esta función y el conjunto de la redacción. Es evidente que con un equipo de correctores generosamente nutrido el resultado rozaría la perfección, pero ello sería económicamente inviable. Las noticias, los reportajes, las exclusivas, los artículos de fondo son, al fin, el producto que vende. A mayor calidad de contenidos, mejores ventas. Pero la calidad lingüística también computa, no tanto por su presencia como por su ausencia y, por tanto, de modo negativo. En un periodista la corrección gramatical se da por supuesta. Pero las prisas son traicioneras, para un periodista y para cualquiera. Y es de cajón que cualquier texto, aunque proceda de la mejor pluma, ha de ser revisado.

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