Cubano sobrevive a cinco impactos de rayos

Jorge Márquez, el hombre-pararrayosEl agricultor cubano Jorge Márquez seguramente es uno de los pocos seres humanos que, en el mundo, se siente acosado y perseguido por las descargas eléctricas.

Su récord impresionante de quedar ileso ante el impacto de cinco rayos sobre su cuerpo, comienza el 5 de junio de 1982, cuando se dirigía en su tractor hacia la localidad de Santa Bárbara, en el oriente de Cuba.

«Recuerdo que parecía que iba a llover. Eran más o menos como las 2:15 de la tarde… De pronto, sin haber caído una gota de agua, siento aquel inmenso trueno que entra por el tubo de escape. Yo solo vi un hilo rojo del grueso de un cable de corriente, además de la sensación de algo muy frío que penetró por mi cuerpo, como cuando entras a un cuarto con aire acondicionado», cuenta Márquez.

Acerca de aquel primer impacto, prosigue diciendo: «Me perforó los tímpanos, me quemó el pelo y la espalda, me arrancó los empastes de las muelas y me hizo otros daños, aunque no de consideración. El motor del tractor  no sirvió para más nada.»

El 2 de junio de 1987, casi un lustro después de aquel suceso, Jorge Márquez es alcanzado por una segunda descarga eléctrica mientras visitaba la casa de unas amistades, en la propia localidad de Santa Bárbara.

«Me fui a asomar a la puerta y cuando me volteé ahí mismo vino la luz y me tiró. A diferencia del primero, la sensación fue distinta, era algo así como cuando metes en agua un hierro caliente», relató el agricultor.

Cuenta Jorge, que ese mismo año es alcanzado por un tercer rayo: «No llovía aún. De pronto el inmenso estallido que quemó hasta un transformador. Fui a dar al suelo,  pero no perdí el conocimiento, sí mucho dolor en las articulaciones y malestar en las vías respiratorias».

En los años de 1988 y 1991 ocurrieron, por suerte, las últimas experiencias de este tipo para Márquez. En ambas ocasiones fue sorprendido en los alrededores de su propia casa:

«El primero, sembrado maíz; y el segundo, andando por el patio. Estos dos últimos resultaron los más débiles, no  porque cayeran más lejos, sino porque mi cuerpo parece que se va adaptando o porque ya llevo parte de ellos dentro de mí».

Y es que al parecer este pequeño agricultor cubano tiene sangre para atraer las descargas eléctricas, pues en menos de dos años su casa ha sido asediada nada menos que por 15 rayos.

«Te juro que creo que estoy imantado. Generalmente las personas a las que les cae un trueno mueren, y mi cuerpo parece como si aceptara ese poder divino, a pesar de que me deja muy mal su efecto. Hay cosas en mí que a veces creo que son producto de estos, como por ejemplo, el hecho de que me crezcan muy rápido las uñas y el pelo.»

Pero como buen cubano, a pesar de las adversidades y su mala fortuna ante la ira de la naturaleza, este campesino tiene ánimos para bromas:

«Hace poco leí en el Periódico 26 que un guardabosque estadounidense había sido alcanzado siete veces en su vida por un rayo. Ten la seguridad de que si eso es un récord, yo no tengo ningún deseo de superarlo».

(Fuente: AIN)

Deja un comentario