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El perro y la perra son amigos de los niños y las niñas

Por Vladio Rubio

Eso de “los niños y las niñas”, “los trabajadores y las trabajadoras”, “las alumnas y alumnos”… hace rato que va marcando un sobrepeso en el equipaje de la comunicación.

Sexismo en el lenguaje. Una u otra vocal no cambian panoramas.

La afirmación que titula estas líneas fue una oración dictada en clases por una maestra de primaria a sus estudiantes.

Si fuera una expresión aislada, solo daría risa; pero sin llegar a exageraciones como esa, no faltan construcciones parecidas en algunos pronunciamientos, sobre todo cuando se habla en público a nombre de instituciones, o cuando se expresan opiniones o mensajes que se aspira resulten trascendentes e igual dirigidos a un amplio destinatario.

Eso de “los niños y las niñas”, “los trabajadores y las trabajadoras”, “las alumnas y alumnos”… hace rato que va marcando un sobrepeso en el equipaje de la comunicación oral y escrita aquí en la Isla.

Aunque no es un fenómeno exclusivamente cubano, este texto se concentra en nuestro patio, por eso fui en busca de la voz autorizada de la doctora Nuria Grégori Torada, directora del Instituto de Literatura y Lingüística y vicedirectora de la Academia Cubana de la Lengua.

Al preguntarle acerca de tales usos —que, con buenas intenciones pretenden brindar una mayor visibilidad al tema de la mujer y a la igualdad de géneros—, fue concisa y tan clara como nuestra hermosa lengua española lo permite:

“En inglés es distinto que en español; en este último el género masculino incluye al femenino y no es una cosa mala, pero eso se volvió una práctica aquí hace unos cinco años.

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¿Cómo empezó el lenguaje humano?

Por Ray Jackendorff

atapuerca¿Qué significa la pregunta del título? Cuando indagamos acerca del origen del lenguaje humano, tenemos que dejar en claro adónde apunta exactamente la pregunta. La pregunta no es cómo los lenguajes se fueron desarrollando gradualmente hasta adquirir los formatos que tienen en el mundo de hoy. La cuestión es, más bien, cómo la especies humana se desarrolló a lo largo del tiempo de tal manera que fue capaz de desarrollar la facultad del lenguaje, a diferencia de sus parientes más cercanos, los chimpancés o los bonobos.

¡Qué avance impresionante fue ese! No existe ningún otro sistema de comunicación que se pueda comparar con el lenguaje humano. Esta facultad es capaz de expresar pensamientos sobre un número ilimitado de temas (el tiempo, la guerra, el pasado, el futuro, las matemáticas, chismes, cuentos de hadas, cómo reparar el lavaplatos…). El lenguaje puede ser usado no solo para transmitir información sino también para solicitarla (preguntas) y para dar órdenes. A diferencia de los sistemas de comunicación de otros animales, contiene una expresión de negación. Toda lengua humana tiene un vocabulario de decenas de miles de palabras, elaboradas a partir de pocas docenas de sonidos de lenguaje (fonemas). Los hablantes pueden construir un número ilimitado de oraciones con esas palabras y con una cantidad relativamente pequeña de prefijos y sufijos, y luego los significados de las oraciones se construyen a partir de los significados de las palabras individuales. Lo más notable de todo esto es el hecho de que todos los niños normales aprenden el sistema completo oyendo a los demás hablantes e interactuando con ellos.

En contraste, los sistemas de comunicación de los animales tienen típicamente unas pocas docenas de llamadas diferentes, que son usadas solo para comunicar temas inmediatos, como comida, peligro, amenaza o reconciliación. Muchos de los tipos de mensajes que son transmitidos por el sistema de comunicación de los chimpancés tienen su contraparte en el lenguaje corporal humano. Para animales que emplean combinaciones de llamadas (como algunas aves canoras y algunas ballenas), los significados de las combinaciones no están hechos con los significados de sus partes (por más que no se han estudiado aún todas las especies). Y las tentativas de enseñar a los primates alguna versión del lenguaje humano, aunque fascinantes, no han producido sino muy rudimentarios resultados, de modo que las propiedades del lenguaje humano son únicas en el mundo natural.

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El cerebro no olvida el idioma materno, aunque el niño deje de oírlo

Por Europa Press

índiceInvestigadores de la Universidad McGill de Canadá han constatado que el cerebro puede reconocer el idioma aprendido durante la primera infancia, a pesar de que el individuo lo deje de oír durante años, según los resultados de un trabajo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Durante la exposición temprana a un idioma, el cerebro forma representaciones de los estímulos sonoros que componen el lenguaje, pero hasta ahora no se sabía si el cerebro las mantenía o las degradaba con la ausencia de la exposición continua a la lengua.

Para comprobarlo, los investigadores analizaron mediante resonancia magnética los cerebros de 48 niñas chinas adoptadas por familias de habla francesa, para estudiar su actividad cerebral según el uso que se hizo del francés y el chino durante su infancia.

A partir de grabaciones que contenían sonidos característicos del chino, una resonancia magnética distinguió tres grupos de entre 9 y 17 años, diferenciados por el nivel de uso del idioma desde el nacimiento.

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Nuevo estudio revela las ventajas del bilingüismo

idiomasLas personas bilingües procesan información con más eficiencia y menos esfuerzo que aquellas que conocen un único idioma, revela una nueva investigación de la Universidad de Illinois, en EE.UU.

El estudio, publicado en la revista Brain and Language, indica que quienes dominan varios idiomas tienen un gran control inhibitorio para descartar la información innecesaria y por ende, posibilidad para enfocarse en datos importantes, refiere un despacho cablegráfico de Prensa Latina.

El cerebro bilingüe activa de manera constante ambos lenguajes, y el ejercicio de escoger cuál utilizar, fortalece la actividad cerebral evitando que el órgano trabaje demasiado para realizar tareas cognitivas, señalaron los investigadores.

Los especialistas demostraron que el control inhibitorio es uno de los pilares de la cognición, y su práctica es necesaria tanto para conducir un carro como para realizar una operación quirúrgica ya que es vital centrarse en lo que importa e ignorar lo que no.

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“La lengua es la identidad de los pueblos”

Entrevista a la doctora Nuria Gregori Torada, directora del Instituto de Literatura y Lingüística.

Por Onaisys Fonticoba

NuriaLa primera vez que entrevisté a la doctora Nuria Gregori Torada, su personalidad me pareció tan grande como la sonoridad de su nombre. Llegamos al Instituto de Literatura y Lingüística “José Antonio Portuondo Valdor” (ILL) por un trabajo de clase sobre la Sociedad Económica Amigos del País (SEAP), pues comparten el mismo enclave.

La Doctora, además de dirigir el ILL, también era (y es) vicepresidenta de la SEAP, de modo que aquel encuentro, más que la entrevista que pretendimos hacer, fue un recorrido por la historia de Cuba y de nuestra identidad.

Cinco años después, Nuria Gregori aún me parece grande. Y no es por sus aportes al estudio de la Lengua Española, o por su labor como presidenta del Consejo de Ciencias Sociales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; como académica de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba; miembro de la Academia Cubana de la Lengua, o como Correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

Sin demeritar alguna de esas funciones —a las cuales podrían sumarse otras no menos importantes—, debo confesar que la admiración proviene de su entrega total a los proyectos que realiza, de su profunda convicción patriótica, de su modestia, y de su empuje a favor del mejoramiento humano.

El despacho estaba casi igual que años atrás: libros, libros por doquier, más libros que aire…, y no podía ser de otra manera, en el Instituto se atesoran materiales hace más de dos siglos, desde que su biblioteca —la más antigua de Cuba— perteneciera a la Sociedad Económica Amigos del País, fundada en 1793.

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El lenguaje es el mejor termómetro del medio en que se vive

Por Yoelvis Lázaro Moreno

presentacion-del-boletin-SmallPara el lingüista y académico cubano Sergio Valdés Bernal, todo proceso por el que pasa una sociedad se refleja en la lengua que habla…

No hubo dilaciones ni reparos. Ni preguntas más allá de las necesariamente identificativas. No hubo bullas ni melindres ni catarsis. Apenas un saludo de cortesía, una intención manifiesta, y una voz atenta del otro lado del auricular con respuesta enfática, más que sorprendida: “Ah, sobre la lengua, hablar, entre otros asuntos, sobre la lengua como expresión de identidad. Qué bien, cómo no. Qué bueno que hay personas interesadas en aproximarse a este tema”.

El Doctor Sergio Valdés Bernal es tan humilde y gentil como el propio idioma, que tiene caminos y recursos para todo el mundo. Y, es que no me había presentado, medio escéptico aún, y ya sabía que entablaba diálogo con un intelectual cuya sapiencia brota cómoda, desentumecida, como rasgo que perfila a un hombre de letras, vehemente defensor de las singularidades léxicas, estudioso incansable de nuestro español y sus urdimbres con la cultura nacional. Profesor, miembro de la Academia Cubana de la Lengua. Y, así por el estilo, un amplio currículo con el que nos pone en deuda la síntesis periodística a la hora de presentar a los entrevistados.

Hablamos y acordamos vernos luego, pero llegamos al consenso también de darles a aquellas palabras primeras un sentido más amplio que no nos cansara por teléfono ni tampoco detuviera el interés por no poder planificar un encuentro personal inmediato. Me pidió entonces que pusiera en su buzón electrónico algunas preguntas. “No te demores mucho, que desde que tenga la posibilidad reviso y te escribo. Y sin darme mucho tiempo —aunque esto ocurrió hace ya algunos meses—, lancé por correo un cuarteto de interrogaciones, quizás no todas las que hubiese querido, en cuyas respuestas el especialista resultó, por encima de todo, preciso:

—Profesor, a sabiendas de que los cambios tecnológicos han modificado los escenarios productivos y reproductivos de la cultura, y que la lengua guarda una estrecha relación con esta, ¿se pudiera hablar hoy de nuevos conceptos o cambios en la manera de entender ese vínculo?

«No. No hay nuevos conceptos o cambios en el sentido de que la lengua española, en su modalidad cubana, es un importante elemento de la identidad cultural del cubano y soporte idiomático de nuestra cultura. Una lengua común es la que nos une como nación».

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Compraventa, sin guion ni espacio intermedios

downloadEl sustantivo compraventa se escribe en una sola palabra, mejor que con guion (la compra-venta) o espacio intermedio (la compra venta), tal como indica el Diccionario académico.

En los medios de comunicación es habitual encontrar frases como «Disminuyó la compra-venta de dólares al haber menos turismo del extranjero», «La compra venta de viviendas sube un 8,8 %» o «Dos detenidos en compra/venta de droga».

La Nueva gramática de la lengua española pone compraventa como ejemplo de compuesto propio o univerbal, que define como aquel en el que «sus dos componentes se integran en una única palabra ortográfica», a diferencia de los compuestos sintagmáticos, esto es, los formados por «palabras que mantienen su propia independencia gráfica», unas veces con guion intermedio (acción-reacción) y otras sin él (tren bala).

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La isla española que lucha por comunicarse silbando

Por Laura Plitt

121204145127_eugenio_304x171_bbc_nocreditAún faltan varias horas para que caiga la tarde en La Gomera, una de las islas más pequeñas del archipiélago canario.

Desde lo alto de un cerro veo a lo lejos un caserío disperso. A mi derecha, una hilera de árboles negros guarda el recuerdo de los incendios que azotaron a esta isla el último agosto.

Cierro los ojos para no seguir distrayéndome con el paisaje y trato de escuchar: estoy intentando distinguir, entre eco del viento y el ruido de los autos que de tanto en tanto pasan por la carretera, los sonidos del silbo gomero, un antiguo lenguaje de silbidos que los isleños me aseguran que todavía se usa.

Este lenguaje que remplaza al español con dos vocales y cuatro consonantes silbadas tiene una peculiaridad que se adapta perfectamente a este paisaje de valles profundos y abruptos barrancos: tiene la capacidad de recorrer hasta tres kilómetros de distancia.

«Antes, cuando se prendía fuego en el monte -algo que sucede con cierta frecuencia en la isla- la Guardia Civil nos venía a buscar. Y sin importar lo que estuviésemos haciendo nos llevaba en el camión para apagar el incendio», me cuenta Lino Rodríguez, un viejo silbador con la voz rota de tanto fumar.

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El cerebro y el procesamiento del lenguaje

Por Camilo José Cela Conde

Desde que Noam Chomsky comenzó a investigar el lenguaje humano, la neurociencia ha intentado dilucidar cuáles son las claves cerebrales que permiten transformar los sonidos en palabras. Que es el cerebro quien se encarga de esa tarea estaba ya fuera de toda duda antes de que existiesen siquiera los fundamentos de la neuroimagen. Pero ahora es posible examinar qué redes neuronales intervienen en ese proceso, tan familiar como inquietante, que lleva desde los fonemas a su significado dentro de una lengua en concreto.

Un artículo publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences por Iain DeWitt y Josef P. Rauschecker, investigadores del departamento de neurociencia del Georgetown University Medical Center (Washington, Estados Unidos), pone de manifiesto que en la tarea de reconocer el sentido de una palabra intervienen dos áreas cerebrales en particular. El giro temporal, mejor dicho, la parte izquierda de la zona medial del giro temporal superior (STG, en sus siglas inglesas), se activa al percibir los fonemas identificando sus características inmediatas. La zona anterior izquierda del STG interviene a la hora de integrar los fonemas percibidos en pautas temporales complejas. Dicho de otro modo, primero se detectan qué sonidos existen, distinguiéndolos de los que forman parte de los ruidos medioambientales no lingüísticos, y luego se convierte cada combinación concreta en una palabra.

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Del idioma: Un campo celeste (1)

Por María Luisa García Moreno

Como sabes, la astronomía es la «ciencia que trata de cuanto se refiere a los astros, y principalmente a las leyes de sus movimientos». Procede del latín astronomĭa, y este del griego, y recoge también el campo semántico que define el vocabulario relacionado con el espacio exterior, el cual se puede agrupar en tres series básicas: astros y planetas, instrumentos de observación y exploración, y cosmología, origen y evolución del universo.

Muchas de las palabras que componen este extenso campo semántico proceden del latín o el griego y otras, de lenguas como inglés, francés, ruso, las lenguas árabes. Hoy veremos algunas de las que proceden del latín.

Por ejemplo, constelación, formada de la combinación del elemento compositivo com-, con- + stellare, stella, «estrella», denomina un «conjunto de estrellas» y, especialmente, aquellas que tienen formas mitológicas, como Casiopea, la Osa Mayor y otras. Como se infiere de la anterior explicación, también estrella «cuerpo celeste brillante», procede de esta lengua muerta, así como su derivado estelar, de stellaris, «relacionado con las estrellas».

Igual procedencia tienen firmamento, de firmamentum, «bóveda celeste, apoyo» y «espacio exterior, cielo estrellado por la noche» y espacio, de spatium, «extensión que contiene toda la materia existente», «espacio exterior», y el adjetivo espacial «relacionado con el espacio».

Lo mismo sucede con equinoccio, de aequinoctium, de aequus, «igual» + nox, noctis, «noche», palabra que define el momento en que, por hallarse el Sol sobre el Ecuador, los días son iguales a las noches y cambia la estación: equinoccio de primavera (21 de marzo), equinoccio de otoño (23 de septiembre).

Idéntico origen tienen el término que da nombre al sol, de sol, solis, «astro central de la Vía Láctea, de cualquier estrella», y solar, de solaris, «del sol» y el que nombra al satélite de la Tierra o de otro planeta: luna, relacionada con lux, «luz», así como sus derivados lunar, de lunaris, “de la luna”; lunático, de lunaticus, originalmente «que vive en la luna», aunque hoy se refiere a «quien padece locura, no continua, sino por intervalos».

Universo, de universus, y este de unus, «uno» + versus, «girado», significa «todo lo que existe» y universal, «perteneciente o relativo al universo», «que pertenece o se extiende a todo el mundo, a todos los países, a todos los tiempos»; mundo, de mundus, «la Tierra o cualquier otro planeta» y sus derivados mundial y mundano, «perteneciente o relativo al mundo» y también «que frecuenta las fiestas y reuniones de la buena sociedad» y orbe, de orbis, «redondez, círculo; esfera terrestre o celeste» y sus parientes órbita, de orbita, orbis, «orbe, camino de un astro en su movimiento de traslación»; nebulosa, observatorio y satélite también proceden del latín, lengua muerta —porque hoy nadie la habla— que, como ves, permanece bien viva en nuestro idioma.

(Fuente: Revista Pionero, Cuba)