Archivo de la categoría: Sociedad

El apoliticismo: una forma de hacer política

Consideraciones sobre el «cubano apolítico», del Dr. en Ciencias Filosóficas Pablo Guadarrama González, Profesor de Mérito de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas.

Desde que irrumpieron las ideologías políticas, especialmente las que conformarían la modernidad, se fueron decantando diversas corrientes con posturas muy divergentes entre sí, y por supuesto con fundamentos filosóficos muy heterogéneos, sobre la forma y las vías de cómo debía organizarse la vida social.

La mayoría de ellas definieron con claridad sus ideas respecto a la cuestión del poder político, como instrumento para perpetuar algunas élites o clases dominantes, o para dar paso al predominio de otros sectores sociales.

No hay que olvidar que por ideología se pueden considerar un conjunto de ideas que se constituyen en creencias, valoraciones y opiniones comúnmente aceptadas, las cuales, articuladas integralmente, pretenden fundamentar las concepciones teóricas de algún sujeto social (clase, grupo, etnia, partido, Estado, Iglesia, etc.), con el objetivo de validar algún proyecto bien de permanencia, reforma o subversión de un orden socioeconómico y político, lo cual siempre presupone de algún modo una determinada actitud ética ante la relación hombre-hombre y hombre-naturaleza.

Para lograr ese objetivo, las ideologías pueden o no apoyarse en pilares científicos o filosóficos, en tanto estos contribuyan a los fines perseguidos; de lo contrario pueden ser desatendidos e incluso ocultados conscientemente.

El componente ideológico en las reflexiones filosóficas por sí mismo no es dado a estimular concepciones científicas, pero no excluye la posibilidad de la confluencia con ellas, en tanto estas propicien la validación de sus propuestas.

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La verdadera y extraña razón por la que los españoles almuerzan tan tarde

Por Jessica Jones

España usa la Hora Central Europea, lo que la pone en el mismo horario que Serbia, que está a más de 2.500 kilómetros al este de Madrid.

Son las 10 de la noche en el barrio de La Latina, en Madrid, una de las zonas más antiguas de la capital de España, y las calles empedradas vibran con los sonidos de la gente disfrutando platos típicos.

Los restaurantes están atestados a una hora en la que, en la mayoría de los países, los cocineros ya estarían pensando en colgar sus delantales para irse a casa.
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El “guardián” de la bahía

La colosal escultura de mármol blanco de más de veinte metros de alto del Cristo de La Habana fue recientemente declarada Monumento Nacional…

Por Yaíma Puig Meneses

Construido con mármol blanco de Carrara, región de Italia, el Cristo habanero es una colosal escultura que representa a El Sagrado Corazón de Jesús. (Fuente: ACN)

Pareciera que desde su altura custodia y bendice la centenaria ciudad. De pie, con una mano en alto y la otra en el pecho, “el Cristo de La Habana es una estatua con vigor, firmeza humana y con los pies en la tierra”, decía su autora, la escultora cubana Gilma Madera en 1958, año en que fue inaugurada la obra. Más de medio siglo después, su imponente figura continúa acompañando la cotidianidad de la rada habanera.

Imagina el transeúnte entonces que desde sus más de veinte metros de altura el Cristo le observa y admira. A sus pies la ciudad adquiere otros matices y resulta imposible no dejarse envolver por la majestuosidad del paisaje que desde su cercanía se disfruta.

Considerada como una obra de excepcionales valores artísticos, convertida en hito del paisaje de la bahía e icono de alto arraigo popular en la identidad capitalina, el pasado 5 noviembre el Cristo fue declarado Monumento Nacional.

La comisión encargada de otorgar dicha condición valoró, además, su emplazamiento en un espacio público de admirable belleza, con vistas privilegiadas de la ciudad, así como la calidad del proceso de restauración que le devolvió su esplendor original en el 2013.

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Las 10 claves que explican el Nuevo Sistema Mundo

Por Ignacio Ramonet

Vamos hacia un mundo multipolar en el que los nuevos actores (China, Rusia, India) tienen vocación a constituir sólidos polos regionales. En la imagen los mandatarios de las naciones que integran el BRICS durante su última Cumbre. Foto: Reuters

Vamos hacia un mundo multipolar en el que los nuevos actores (China, Rusia, India) tienen vocación a constituir sólidos polos regionales. En la imagen los mandatarios de las naciones que integran el BRICS durante su última Cumbre. Foto: Reuters


¿Cómo es el Nuevo Sistema Mundo? ¿Cuáles son sus principales características? ¿Qué dinámicas están determinando el funcionamiento real de nuestro planeta? ¿Qué características dominarán en los próximos 15 años, de aquí a 2030?
Para tratar de describir este Nuevo Sistema Mundo y prever su futuro inmediato, vamos a utilizar la brújula de la geopolitica, una disciplina que nos permite comprender el juego general de las potencias y evaluar los principales riesgos y peligros. Para anticipar, como en un tablero de ajedrez, los movimientos de cada potencial adversario.

¿Qué nos dice esa brújula?

El declive de Occidente

El “siglo americano” parece llegar a su final, a la vez que va desvaneciéndose el “sueño europeo”.

El “siglo americano” parece llegar a su final, a la vez que va desvaneciéndose el “sueño europeo”.

La principal constatación es: el declive de Occidente. Por vez primera desde el siglo XV, los países occidentales están perdiendo poderío frente a la subida de las nuevas potencias emergentes. Empieza la fase final de un ciclo de cinco siglos de dominación occidental del mundo. El liderazgo internacional de Estados Unidos se ve amenazado por el surgimiento de nuevos polos de poderío (China, Rusia, India) a escala internacional. El “desclasamiento estratégico” de Estados Unidos ha empezado. El “siglo americano” parece llegar a su final, a la vez que va desvaneciéndose el “sueño europeo”…

Aunque Estados Unidos sigue siendo una de las principales potencias planetarias, está perdiendo su hegemonía económica en favor de China. Y ya no ejercerá su ‘hegemonía militar solitaria’ como lo hizo desde el fin de la guerra fría (1989). Vamos hacia un mundo multipolar en el que los nuevos actores (China, Rusia, India) tienen vocación a constituir sólidos polos regionales y a disputarle la supremacía internacional a Washington y a sus aliados históricos (Reino Unido, Francia, Alemania, Japón).

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Si Adelita se fuera con otro

Por Graziella Pogolotti

downloadNi en barco de guerra, ni en tren militar. El corrido mexicano anduvo por el mundo impulsado por una revolución que, después de la literatura modernista, definía la voz propia de Nuestra América. Esta vez, eran los de abajo. Por eso resultó tan afortunado el título de la novela clásica de Mariano Azuela. El inmenso país, todavía extenso, a pesar de la mutilación infligida por su vecino del norte, cristalizaba en el cruce de dos figuras míticas. Una de ellas, Pancho Villa, se desplazaba desde el norte. La otra, Emiliano Zapata, llegaba desde el siempre sufrido sur. Hombres de la tierra, ambos cayeron víctimas de la traición.

La revolución mexicana inspiró un poderoso movimiento cultural que traspasó las fronteras del país. Las obras de Diego Rivera, Orozco y Siqueiros invadieron los muros de las instituciones públicas. Todavía provinciana, la ciudad de México albergó artistas e intelectuales de todas partes. José Vasconcelos patrocinó ediciones populares de los clásicos. A pesar de los conflictos internos, el general Lázaro Cárdenas desarrolló iniciativas que concitaron el respeto de los movimientos populares y de los intelectuales progresistas. Nacionalizó el petróleo. Entregó tierras a los campesinos. Acogió a la España republicana de manera generosa y benefició de ese modo al país con el aporte de los emigrados en el plano de las ideas, mediante su trabajo en las Universidades, en las editoriales y en el prestigioso Colegio de México.

Sin embargo, la antigua oligarquía cedió paso a una burguesía emergente. La base campesina se resquebrajó. El movimiento obrero cayó en manos de los llamados sindicatos charros. Los 50 del pasado siglo mostraron una significativa contribución de la antropología y al estudio de las culturas prehispánicas. Con dos brevísimos libros, Juan Rulfo se convertía en uno de los maestros de la nueva narrativa latinoamericana. Madura en el oficio, una nueva generación de escritores reafirmaba con fuerza una mirada hacia adentro. Se propusieron documentar la realidad del país y plantearon una relectura crítica del proceso revolucionario. Una política proteccionista animó la vida industrial nacional.

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¿Cubanos carmelitas, cubanos rosados?

Por Vladia Rubio

No es el color de la piel lo que importa, sino aquello más allá de la epidermis. Las leyes pueden, hasta cierto punto,  ponerle rienda a los prejuicios, pero no eliminarlos de un plumazo. Foto: Annaly Sánchez

No es el color de la piel lo que importa, sino aquello más allá de la epidermis. Las leyes pueden, hasta cierto punto, ponerle rienda a los prejuicios, pero no eliminarlos de un plumazo.
Foto: Annaly Sánchez

A un conocido, de raza negra, lo estaban recomendando para un puesto de trabajo, y para avalarlo, alguien dijo por teléfono frente a él: «Es negro, pero está muy capacitado, es disciplinado y buena persona».

La conjunción adversativa «pero», en esa frase, encierra un racismo replegado, muchas veces latente tras pronunciamientos en defensa de la igualdad. De hecho, da por sentado que ser negro es un tanto en contra significativo. Pero aparece generalmente solapado porque es algo políticamente incorrecto, no coincide con el deber ser.

Sin embargo, lo peor del cuento es que el protagonista de esta historia ¡no se molestó porque lo habían recomendado de forma tan humillante!

Lo que le llenó de indignación fue que: «Podía haber dicho que yo era moreno, de color… pero no negro, compadre».

¿Acaso todos no somos «de color»; o será que los de raza blanca o caucásica, o los de origen asiático, son traslúcidos? Me parece más ofensivo llamar a alguien «el prieto», «el morenito», «el de color», que simplemente negro.

Pero no pocas personas de piel negra parecen tener asentado en su silla turca que pertenecer a esa raza implica, de hecho, estar en desventaja.

Aunque obviamente no es una desventaja per se, las estadísticas confirman que la comunidad universitaria y también la científica, es mayoritariamente blanca; igual son mayoría los blancos en cargos directivos y en los más deseados puestos del conocido como sector emergente. La que algunos llaman «la ruta del dólar» no parece ser su ruta. En contraste, las barriadas en desventaja social cuentan con una población negra en mayoría, como también es mayoría en cárceles y otros centros correccionales. Tampoco los negros son mayoría entre los propietarios de los negocios por cuenta propia que se abren espacio en la realidad cubana.

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Las deudas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Cuando desde hoy jefes de Estado y de Gobierno se reúnan en las Naciones Unidas para aprobar formalmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aún quedan por cumplir algunas metas planteadas 15 años atrás.

Por Gabriela Ávila Gómez

El primer objetivo de los ODM es erradicar la pobreza extrema y el hambre, aunque hay países que todavía no lo han cumplido. Foto: EFE

El primer objetivo de los ODM es erradicar la pobreza extrema y el hambre, aunque hay países que todavía no lo han cumplido. Foto: EFE

Jefes de Estado y de Gobierno asistirán a la cumbre de la Organización de las Na­ciones Unidas, en una reunión plenaria de alto nivel de la Asamblea General, desde hoy y hasta el domingo para aprobar formalmente los Ob­jetivos de Desarrollo Sos­teni­ble, a pesar de que los Objetivos de Des­a­rro­llo del Milenio (ODM) no se cumplieron totalmente.

Los ODM expiran a finales de año y fueron aprobados en septiembre del 2000 durante la Cumbre del Milenio de las Naciones U­ni­das.

En aquel momento, los 189 países miembros de la organización acordaron conseguir para el 2015 las ocho metas que abarcaban los ODM: 1) erradicar la pobreza extrema y el hambre; 2) lograr la enseñanza primaria universal; 3) promover la igualdad entre los gé­neros y el empoderamiento de la mujer; 4) reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años; 5) mejorar la salud materna; 6) combatir el VIH/Sida, la malaria y otras enfermedades; 7) garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y 8) fomentar una alianza mundial para el desarrollo.

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Los nombres

Por Eduardo del Llano

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Hace poco, durante el festival Aquelarre, uno de los premios de Artes Plásticas recaía en alguien de nombre Yoemny. Los miembros del jurado la visualizaban como una niña, una joven y talentosa caricaturista. Resultó que Yoemny era un negro de más de seis pies, con dreadlocks y barba. Joven y talentoso, eso sí.

En los setenta eran los nombres socialistas: Liuba, Tatiana, Yordanka, Pável, Iván, Yuri… En las postrimerías de esa década y durante los 80 fue la Era de la Generación Y. Luego vino la mezcla posmoderna, el ajiaco. En los últimos años se ha cerrado el ciclo con la vuelta a los orígenes: aunque el español es un idioma muy rico y hay un montón de santos que se inmolaron para legarnos un nombre razonable, alguna gente se aferra a unos pocos clásicos y va directamente a los reinos de Aragón y Castilla o al País Vasco asumiendo, por lo visto, que en seis siglos no ha aparecido nada mejor que Sebastián, Hernán, Rodrigo, Gonzalo y Jimena.

Pero una cosa son las modas, por raras que resulten más tarde (todos tenemos un abuelo, o conocemos al de alguien, que se llama Cipriano, Dominador, Candelario, Idelgrades. Supongo que hubo una época en que nombrar así a un recién nacido parecía una buena idea) y otra la existencia de nombres que implican ensañamiento, y que demuestran que desgraciar de por vida a una tierna criaturita no es ni mucho menos un deporte olvidado. A veces no es culpa de los padres, porque el baldón no emana del nombre, sino de uno u otro apellido, o de la yuxtaposición de estos. Me hablaron de un tipo que se llamaba A. Mata Vaca… combinación no ya horrenda, sino punible. Para una novela que escribí en los noventa pasé varios días buscando combinaciones curiosas de nombres y apellidos en la guía telefónica de La Habana. Me encontré apellidos como De la Presilla, Ratón… y el más increíble de todos: Espantoso. Sí, un tipo que se llamaba A. Espantoso. Debe ser difícil triunfar en la vida. Qué carajo, debe ser difícil incluso presentarse a una muchacha.

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Reuniones

Por Karina Marrón González

Si bien es cierto que la mayoría de los animales tiende a reunirse en grupos, la realidad es que los seres humanos hemos hecho de esta práctica no solo un modo de compartir con nuestros semejantes, encontrar parejas y socializar conductas; sino también una manera de ponernos de acuerdo conscientemente, dis­cutir ideas, resolver problemas, en fin, po­dría decirse que hemos llevado las reuniones a su máximo desarrollo dentro de la na­tu­raleza.

sociedad-civil-cubana-cumbrNadie ha aclarado nunca, sin embargo, si el hecho de reunirse con mayor frecuencia y para cualquier cosa, nos distancia más del resto de los animales; vaya, algo así como si incrementar las reuniones fuera di­rec­tamente proporcional a convertirnos en seres humanos más evolucionados.

Estaría bien que los especialistas (me refiero a sociólogos y antropólogos, no a especialistas en reuniones) estudiaran el asunto con se­riedad y ofrecieran criterios sólidos desde la cien­cia, pues serían nuevas armas pa­ra enfrentarse a cierta tendencia que, al menos en Cu­ba y contra to­dos los llamados a lo contrario, ha­ce que las reuniones crezcan co­mo­ una pla­ga.

Existen reuniones de todo tipo. Re­­uniones en las que se habla de todo y no se acuerda nada; reuniones en las que quienes dirigen van a escucharse a sí mismos y no a los demás, aunque estas ya tienen una variante: aquellas en las que casi todo el que habla y no solo quienes di­ri­gen, se adueñan de la palabra y se duer­men con el arrullo de su propia voz.

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Mamá Ruth, ícono de la lucha antiapartheid

Por Pedro de la Hoz

Ruth Mompati junto al presidente Jacob Zuma. Foto: News channel Africa

Ruth Mompati junto al presidente Jacob Zuma. Foto: News channel Africa

El 9 de agosto de 1956 una mujer que apenas rebasaba la treintena de años desafió a las fuerzas represivas del régimen racista de Su­dáfrica al organizar y encabezar una marcha de protesta contra el sistema de pases instaurado por el apartheid.

Ruth Mompati lideró a las 20 000 mujeres de diversos orígenes étnicos que ese día desfilaron en Pretoria frente a Union Building (sede del gobierno) para repudiar una legislación impuesta en 1952 que prohibía el desplazamiento libre de los negros sudafricanos y vulneraba el derecho familiar.

La Federación de Mujeres Sudafricanas (FEDSAW) y la Liga Femenina del Congreso Na­cional Africano auspiciaron la movilización con el propósito de entregar más de 100 000 firmas recolectadas para avalar la exigencia. En esa tarea destacó Ruth Mompasi, reconocida como madre e hija de África.

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