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La revolución árabe y la ortografía española

Por Ricardo Soca

árabesEn momentos en que un huracán de rebeliones está sacudiendo las dictaduras árabes, vemos que los topónimos empleados por la prensa en español contienen numerosas discrepancias, algunas de las cuales se han originado en transcripciones del inglés.

Es el caso del Reino de Baréin (tal la última grafía recomendada por la Academia Española en su Ortografía de 2010), aunque en el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), publicado hace apenas cuatro años, la Academia y sus asociadas preferían Bahréin, un calco ortográfico del inglés, con el aditamento de una tilde.

En realidad, la pronunciación de ese nombre podría sugerir para el castellano Bajréin, puesto que la h se pronuncia en inglés, retomando un fonema que también existe en lengua árabe.

Con la ortografía de Yemen parecería no haber diferencias en español, aunque el DPD sugiere el uso con artículo: el Yemen y República del Yemen. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el gentilicio: el mismo DPD recomienda yemení, vocablo de uso casi exclusivamente peninsular, y desconoce yemenita, más empleado por la prensa hispanoamericana.

El lugar donde se iniciaron los disturbios es Túnez, un nombre que no presenta dificultades en español, aunque vale la pena recordar la característica de tratarse de un país denominado por su gentilicio (República Tunecina), tal como ocurre con Francia y Argentina, entre muchos otros países.

Aunque por el momento no hay revueltas en la República Árabe Saharaui Democrática, es preciso recordar que la h se puede pronunciar aspirada, como en árabe, o mantenerse muda, como es normal en español. Además, la región del desierto del norte del África puede llamarse tanto Sahara como Sáhara. En el último caso, la h debe ser aspirada, por tratarse de un calco de la pronunciación árabe.

La capital de Egipto, donde acaba de caer el dictador Hosni Mubárak, se sigue llamando El Cairo, pero es preciso no olvidar que es obligatorio el artículo masculino con mayúscula inicial, puesto que forma parte del nombre de la ciudad.

Recordemos también que Qatar, el país donde se lanzó en 2001 la Ronda de Doha, desde la nueva Ortografía ha cambiado de nombre: ahora se llama Catar, y sus habitantes son en español cataríes, aunque ellos probablemente no lo sepan.

(Fuente: elcastellano.org)

Los homosexuales piden adaptar la definición de matrimonio a la unión homosexual

La Confederación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales ha exigido a la Real Academia Española que actualice la definición de matrimonio para adaptarse a la realidad de los matrimonios homosexuales.


matrimonio-homosexual.jpgA juicio de esta Confederación (COLEGAS), tras casi tres años de la entrada en vigor de la ley que permite el matrimonio homosexual, el término ha consolidado «su uso habitual».

La RAE «afirmó en el 2005 que aceptarí­a la nueva definición de la palabra matrimonio cuando se consolidara su uso común en el lenguaje, lo que es una realidad desde hace ya mucho tiempo en el habla cotidiana y en los medios de comunicación», añade en una nota.

Defiende asimismo que «ha llegado la hora de que se adapte el diccionario a la realidad social del momento, de igual modo que se han dado prisa en incorporar expresiones como ‘perder aceite’ u otras expresiones cotidianas».

Tras la aprobación por parte de la Academia Catalana de la Lengua (Institut d’Estudis Catalans) de la actualización de la definición de la palabra matrimonio en el diccionario catalán, ahora debe ser la RAE la que adapte a la realidad de los matrimonios homosexuales «sin seguir fomentando la discriminación en sus acepciones», añade.

Según COLEGAS, otros diccionarios de referencia de la lengua como el Marí­a Moliner ya adoptaron definiciones más acordes con la realidad actual.

Por otra parte, pide a la RAE que modifique la definición de bisexual en el diccionario, para no identificarla con hermafrodita, de modo que refleje no solo la dimensión sexual como hasta ahora, sino que incorpore la parte afectiva.

Un bisexual —según COLEGAS— no es una persona que alterna prácticas homosexuales y heterosexuales exclusivamente, sino una persona que se ve atraí­da por personas tanto del mismo como de diferente sexo.

«El uso de la palabra y el significado de las palabras es un arma muy poderosa para luchar contra las discriminaciones, y la actual definición de matrimonio de la RAE fomenta la discriminación y una visión falsa de los avances que se han producido en la sociedad española», según el presidente de COLEGAS, Rafael Salazar. (Efe)

Más que palabras

Gerardo Muñoz compara términos latinoamericanos y españoles en Glosario panhispánico del amor y el sexo

Por C. Martínez

Gerardo Muñoz, autor del glosario panhispánico del amor y el sexoAunque parezca chocante, Gerardo Muñoz se ha leído cuatro veces el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Por eso quizá decidió dedicar un libro a recopilar términos recogidos en ese volumen relacionados con el amor y el sexo, además de completarlos con los utilizados en otros países latinoamericanos y compararlos.

Como resultado de este proceso de estudio surgió Glosario panhispánico del amor y el sexo, un libro publicado por Ediciones de la Torre que se acaba de presentar en la Feria de Guadalajara (México) y que el autor define como «un divertimento».

«No es un diccionario al uso, he recogido más de 2 000 palabras de la RAE relacionadas con esos temas y cerca de 800 de otras publicaciones, casi todas americanismos». Elegir el amor y el sexo se debe, según Muñoz, a que «entre los diferentes países hispanohablantes hay diferencias lexicográficas grandes, y en estos dos temas pueden dar lugar a malentendidos».

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El habla del Ecuador

Por Plutarco Naranjo

mapa de EcuadorEl español, según la Real Academia, es “la lengua común de España y de muchas naciones de América, hablada también como propia en otras partes del mundo”. En las tareas que la institución lleva adelante respecto a la lengua española, colaboran más de veinte academias latinoamericanas, y la ecuatoriana es la segunda más antigua aceptada por la Academia española como asociada suya.

Huelga decir que el español es la lengua común en nuestro país, y es además, según la Constitución Política, la lengua “oficial”. La utilizamos en el habla, en la escritura, en la enseñanza escolar y universitaria, en documentos oficiales y ahora en internet. Pero existe un habla que vive y evoluciona libremente en cada país, un habla de la cotidianidad y que posee enorme riqueza y creatividad.

Numerosos objetos, sobre todo, de uso personal o doméstico, tienen nombres diferentes en distintos países: las “invisibles” que aquí usan las mujeres para sostener el pelo, en Colombia se llaman pinzas; los broches o gemelos, mancornas; las computadoras aquí, ordenadores en España; la zanahoria blanca, arracacha en Venezuela. En otros casos, la palabra es la misma, pero puede tener significado distinto y hasta afrentoso. En España, culo es palabra castiza y de uso común, entre nosotros es palabra grosera y puede resultar insultante. Nosotros usamos la palabra nalgas, pero en Argentina ese término resulta rudo y vulgar. En Ecuador, para elogiar a un orador elocuente se le dice: “pico de oro”. Diviértase el lector imaginando qué reacción causaría tal expresión en Chile, donde “pico” designa el órgano masculino.

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Una nueva gramática de la RAE incluye todos los avances desde 1931

Nueva gramáticaSetenta y ocho años después de que la Real Academia Española editara una gramática de la lengua, saldrá a la luz, el 10 de diciembre del 2009, una nueva publicación, por primera vez en la historia consensuada con Hispanoamérica y que incorpora los avances de este saber desde 1931 hasta la actualidad, informó la Fundación del Español Urgente.

La gramática en este siglo ha avanzado muchísimo; ha sido una ciencia que se ha renovado, ha tenido muchísimas publicaciones y sobre ella conocemos muchísimo más que entonces», según ha explicado a la agencia EFE en León el académico Salvador Gutiérrez, con motivo de una conferencia que dará sobre «Norma y Real Academia Española».

En esta publicación, «se incorpora todo ese saber que se ha ido filtrando y que hoy es conocimiento importante del funcionamiento de nuestra lengua».

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Presentan diccionario con jergas utilizadas por los hispanohablantes

El modo en que hablan los habitantes de cerca de 20 países hispanoparlantes ha sido recopilado en Jergas de habla hispana, un libro que su autora, Roxana Fitch, califica como un proyecto «vivo», que realizó con la ayuda de internet y en el que figuran 7 500 voces utilizadas por los latinoamericanos y españoles.

diccionario

El libro fue presentado por la traductora mexicana en un coloquio celebrado en la sede del Instituto de México, en el que estuvo acompañada del filólogo español Alberto Gómez-Font, coordinador en la Agencia EFE de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), y del periodista y escritor colombiano Daniel Samper.

Fitch comentó que la idea de crear el libro partió de la carta de una española que le consultaba sobre la terminología de las telenovelas mexicanas, y desde ese momento se dedicó a estudiar las posibilidades de internet.

Luego logró formar un grupo amplio de colaboradores fijos u ocasionales que contribuyeron a formar su trabajo con términos utilizados en cada país.

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Sobre el uso de comillas

Por Fernando Carr Parúas

comillasComentaré ahora algunas cuestiones sobre el uso de comillas en el español, según disposiciones de la Ortografía de la Lengua Española, publicada en 1999.

Las denominaciones que da este texto (acápite 5.10.) a los diferentes tipos de comillas, son como sigue: “[…] las COMILLAS ANGULARES, también llamadas COMILLAS LATINAS o COMILLAS ESPAÑOLAS (« »), las COMILLAS INGLESAS (“ ”) y las COMILLAS SIMPLES (‘ ’)”. Después se dice: “Por lo general, es indistinto el uso de uno u otro tipo de COMILLAS DOBLES; pero suelen alternarse cuando hay que utilizar comillas dentro de un texto ya entrecomillado”. (La alteración de la tipografía en este párrafo es mía).

Por supuesto, cuando se edita un original se escoge cuál tipo de estas COMILLAS DOBLES se va a emplear, uniformemente, a todo lo largo de él. Digamos que se ha escogido usar las inglesas (“ ”); entonces, para poner comillas dentro de un texto entrecomillado, se emplearían las del otro tipo, que, en este caso del ejemplo que seguimos, pues serían las españolas (« »).

Por lo general, en nuestras editoriales se cumple la norma de no usar comillas en citas mayores a partir de la sexta línea de caja, y estas se imprimen en una medida menor que la de la caja. ¿Cómo proceder en cuanto al tipo de comillas a usar dentro de una cita que se ha impreso en una medida menor?

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Pen drive y USB entran en la Academia

diccionario de la raeLa Real Academia Española ha aprobado en sus últimas sesiones la inclusión en el Diccionario Académico de pen drive y de las siglas USB, y tiene ya consensuadas con las Academias americanas las expresiones chiste verde y poner como una moto, y los adjetivos anticelulítico y monoparental. Las dos primeras novedades han de ser remitidas aún a las Academias hispanoamericanas de la Lengua, para ver si las aceptan o proponen cambios, pero en cualquier caso responden al deseo de estas instituciones de «acercar el Diccionario al mundo actual», como afirma en una entrevista el secretario de la Academia, José Manuel Blecua. 

De cara a 2013, año en que está prevista una nueva edición del Diccionario, coincidiendo con el tricentenario de la RAE, se quiere «renovar las definiciones que se hayan quedado anticuadas» y, al mismo tiempo, «innovar, para procurar incluir las palabras que hoy se usan», siempre que cumplan requisitos como los de figurar «en varias obras». 

Desde que se publicó la XXII edición del DRAE en 2001, las veintidós Academias, cuya misión principal es velar por la unidad del español, han aprobado miles de enmiendas. Muchas de ellas están publicadas en la página electrónica del Diccionario (www.rae.es), que recibe «un promedio de 627 631 visitas diarias», prueba palpable de «la gran utilidad» de esta obra esencial de referencia. 

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Fundéu BBVA recuerda que el verbo “decir” también existe

MADRID, Efe.— La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) recuerda que los verbos españoles «decir», «hacer» y «haber» son tan dignos de usarse como sus alternativas habituales.

La Fundéu BBVA, en su análisis cotidiano de los medios de comunicación, ha observado que en muchos de ellos se evitan de forma casi sistemática los verbos «decir», «hacer» y «haber» (en su forma impersonal: «hay») y se sustituyen por otros.

Así, en lugar de «decir», se usan «indicar», «afirmar», «señalar», «manifestar», «declarar» y también, vengan o no a cuento, «recalcar», «enfatizar», «asegurar», «comentar», «apostillar, «precisar», «admitir» y otros que tienen un significado muy específico, por lo que no siempre resultan apropiados en el contexto en el que aparecen.

En lugar de «hacer», nos encontramos con «realizar», «efectuar», «llevar a cabo»…, y en lugar de «hay», con «existe(n)».

El empleo de sinónimos para evitar repetir un verbo hace más fluido un texto y demuestra riqueza de vocabulario, pero este empeño en evitar sistemáticamente el empleo de «decir», «hacer» y «haber» da la impresión de que se los considera verbos poco elegantes, casi «vulgares».

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Notificaciones de la Fundéu

La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) recuerda en una nota, que la locución «después de» y la preposición «tras» no indican por sí mismas causa ni expresan nunca simultaneidad.

Con excesiva frecuencia se encuentra en los medios un uso equívoco o claramente erróneo de «después de»: «tres heridos después de un tiroteo»; «el jugador se lesionó tras un choque con el delantero contrario».

Nada habría que objetar a estas frases si se hubiese producido el tiroteo y al cabo de un rato tres personas hubieran resultado heridas por otra causa; o si el jugador, después de su encontronazo con el delantero, hubiera seguido jugando y algo más tarde se hubiese, por ejemplo, dislocado una pierna.

Pero lo que quería decirse en las noticias es que los heridos lo habían sido a causa del tiroteo o durante él, y que la lesión del jugador la había producido el choque, o que se había producido en el momento de chocar, y para expresar que algo es causa de otra cosa o que se produce simultáneamente a ella, no puede emplearse «después de» o «tras», que no indican causa y expresan siempre posterioridad.

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