Un estudio elaborado por científicos estadounidenses reveló que la longevidad tiene que ver con la genética y, por lo tanto, se hereda.
Los resultados de la investigación fueron publicados en el número de noviembre del Journal of American Geriatrics Society y recogidos por otr/press.
Aseguran los expertos que aquellos hombres y mujeres que son hijos de padres centenarios (y vivieron por lo menos 97 años) conservan en herencia ciertas cualidades físicas que les harán vivir tanto como sus progenitores y tienen un menor riesgo de sufrir enfermedades.
Este informe puede ser de gran utilidad a la hora de buscar nuevas respuestas a los problemas de la salud cuando los humanos llegan a la ancianidad.
Según los expertos, los hijos de las personas que viven largamente heredan la buena salud cardiovascular de sus padres, y tienen menos riesgos en cuanto a problemas de corazón, en comparación con los de su generación.
En términos numéricos, los expertos calculan que el descendiente de centenarios tiene 78 por ciento menos de riesgo de padecer infarto y 80 por ciento menos de padecer enfermedades como un derrame cerebral o diabetes.
Las personas que fueron objeto de estudio tenían 81 por ciento menos de probabilidades de morir que el grupo de gente de su misma edad, pero sus padres habían muerto antes de llegar a los 90 años.
Tras este estudio, que refuerza criterios de investigaciones anteriores, se asegura con mucha convicción científica que los hijos de longevos serán sanos e igualmente llegarán a edades largas, porque poseen los fuertes genes de su familia, algo incluso que se puede comprobar desde que son niños.
(Tomado de www.ain.cu)
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