En una investigación publicada hoy por el diario El Clarín, se afirma que las catástrofes naturales son cada vez más frecuentes y letales, y se están batiendo todos los récords de inundaciones, nevadas y huracanes. No se trata de fenómenos nuevos, pero sí de una intensidad inusitada.
A continuación, un fragmento del reportaje del diario argentino:
Un fenómeno que se extiende por todo el planeta, que marcó el 2010 como el de mayores catástrofes naturales en un siglo y que predice para el 2011 un año en el que vamos a vivir peligrosamente. Terremotos, olas de calor, inundaciones, deslizamientos, sequías, tifones y tsunamis mataron en el mundo a más de medio millón de personas en los últimos 14 meses. Es decir que en este período murió más gente por los desastres naturales que por ataques terroristas en los pasados 40 años.
Sólo en las últimas semanas se produjo “la peor tragedia de la historia de Brasil”, cuando unas inéditas lluvias sacudieron los estados de Río y Sao Paulo y dejaron al menos mil muertos.
Llovió ocho días seguidos con una intensidad inédita. Pero nada nuevo en un territorio acostumbrado a recibir los coletazos de las tormentas del sistema del Amazonas. La diferencia, ahora, es que las débiles laderas de los morros están abarrotadas de gente que vive en viviendas de las más precarias. El resultado es que los deslaves sepultaron a centenares.
En forma paralela se inundó una superficie equivalente a las del tamaño de Francia y Alemania juntas en el estado de Queensland, Australia. Las riadas arrasaron con todo a su paso por pequeños pueblos y ciudades hasta llegar a Brisbane, la tercera en población australiana. Hubo al menos 70 muertos y más de 7 000 millones de dólares en pérdidas.
La diferencia en la cantidad de víctimas entre Brasil y Australia no tuvo nada que ver con las precipitaciones que fueron equivalentes, sino en el hecho de que la población brasileña se encuentra en estado más vulnerable.
En Pakistán, con condiciones similares, las aguas cubrieron una superficie de 160 000 kilómetros cuadrados, desplazó a dos millones de personas y dejó 17 000 muertos, el equivalente a toda la gente que falleció en accidentes aéreos en todo el mundo en los últimos 15 años.
Y esta semana, ocurrió algo verdaderamente insólito. Se inundó Jedah, la segunda ciudad de Arabia Saudita, levantada en el medio del desierto.
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